martes, 1 de abril de 2014

In Memoriam

Ha muerto, de manera inesperada, Manuel Cortés Nieto. Su hijo me ha telefoneado esta mañana para decírmelo. No es ningún amigo ni persona conocida por vosotros, es un paciente mío.
 
No me ha sorprendido tanto, la verdad; en el último ingreso hospitalario de hace dos semanas la cosa se puso feílla. Tenía una insuficiencia respiratoria crónica por una fibrosis pulmonar y había llegado ya a una fase de no retorno. Según me cuenta el hijo, no ha sufrido, no ha sido una muerte dramática asfixiado vivo queriéndose comer el aire, no. De pronto se sintió indispuesto, pidió ir al servicio y... se quedó pajarito. Seguramente, una embolia en unos pulmones achicharrados del puñetero tabaco.
 
Lo traigo a vuestra consideración y respeto porque ha sido un paciente muy especial. Sobre todo lo demás, un hombre optimista que nada más que tenía ojos para lo bueno, ciego para la maldad, capaz de encontrar algo positivo en sus dolencias, de estas personas a quienes jamás escuchas una queja, "Si no hubiera sido por esta enfermedad no lo hubiese conocido a usted", me dice el tío, y otro día me soltó una perla de ésas que te acompañan mientras vivas: "Con usted da gusto ponerse malo".
 
 
Ha muerto en la creencia absoluta de mi aprecio inestimable por las aceitunas que él mismo aliñaba y preparaba para mí. Nunca me he atrevido a confesarle la verdad, que yo no puedo comerlas, que no me gustan, que me dan asco... y que es mi señora esposa quien las disfruta de lo lindo. Y mis amigos. Le hacía tal ilusión regalármelas que le he seguido siempre la corriente. "¿A usted le gustan las aceitunas?" -me preguntó la primera vez. Ahí tenía que haber estado yo más despabilado. "Me gustan más los dulces -le dije con poca convicción- pero, vaya, que sí, que me las como".
 
Os digo la verdad, uno tiene ya ganas de jubilarse, en serio, despojarse del pesado fardo de tanta responsabilidad, han sido muchos años y la vida no puede ser sólo trabajo, pero ante personas como este Manuel se te hace muy difícil.
 
Y hay muchos manueles en la consulta... y en la vida.

3 comentarios:

  1. Estimado Doctor, soy la cuarta de los cinco hijos que tiene el nombrado fallecido. Desde aquí quiero agradecerle enormemente el trato recibido que tuvo mi padre . Sus palabras nos llenan de orgullo al igual que todas las que estamos recibiendo en estos días llegadas de todos sus amigos y conocidos.
    Y sí él era así, positivo, tenaz, fuerte, listo y amigo de sus amigos. Decirle que usted para él también era su amigo, se le llenaba la boca de halagos hacia su persona, pensaba que su vida como paciente había mejorado desde que lo conoció. Y por último decirle que no sé quien engañó a quien, él sabía que sus aceitunas le encantaban a su mujer.
    Reciba un cordial saludo de todos nosotros. Un abrazo

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  2. ´Habeis conseguido emocionarme. Muchas gracias. Y que nuestro querido Manuel descanse en paz.

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  3. Amigo José Mª este es el mejor regalo que nos pueden hacer a un médico. Agradecimiento y respeto desde el cariño y afecto.
    Sigue disfrutándolo tu que puedes

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