sábado, 15 de agosto de 2020

Un día extraño

Hoy, 15 de agosto, el día más grande en mi pueblo, se me está haciendo rarísimo. 

Parecido al de Navidad, ha sido siempre un día de encuentros, abrazos, jolgorio y devoción. Pero con mucho calor de por medio. Este año, sin embargo, va para un día largo, tedioso y nostálgico. Ni siquiera hemos ido al pueblo a comer con la familia. Nos hemos enterado por los wassapts de los tres turnos de misa, a las 10, 11 y 12 de la mañana, para evitar aglomeraciones en la iglesia. Pero ni la Peque ni yo somos capillitas, aunque queramos -siendo ateos y todo- a nuestra Patrona como símbolo identitario de nuestro pueblo porque así lo hemos mamado desde chicuelos. Y desde mi ateísmo convencido grito sin rubor el "Viva la Virgen del Carmen", que una cosa es el cerebro y otra distinta, el corazón. Pero me cuesta aceptar que muchos creyentes no se resignen a rezar a la Virgen desde sus casas, sino que se afanen en plena siesta en los preparativos y logística necesarios para acometer esta noche un acto de veneración  pública hacia  nuestra Patrona en la plaza, garantizando todas las medidas normativas de seguridad. Desde mi visión de antiguo creyente y seminarista, admiro a esta gente, y no tengo más remedio que reconocer que la fe no mueve montañas, pero sí voluntades y almas.

Por otra parte, agradezco también que estas circunstancias extraordinarias me hayan eximido del hartazgo de "parrandos" callejeros, cantina bochornosa al mediodía y tostonazo de música moderna y flamenca toda la madrugada. Me hubiese gustado escuchar anoche el pregón de Manolo Pedrosa, un paisano con un duende en la garganta que entreteje las palabras como el esparto en la pleita, y un enamorado de su tierra. Me lo perdono. Me he confinado para evitar asistir a eventos sociales o litúrgicos. Me resignaré -¡qué remedio!- a perderme el espectáculo de fuegos artificiales tan esplendorosos desde la terraza de mi Juan, bueno, otro año será. Echaré de menos, sí, mi chocolate con churros de las tres de la mañana. Lo perdono. Noche de encuentro y cháchara con Rafael, Fraski, Sebas, Araceli, Nati y Pili. Lo perdono, hablo con ellos cada dos por tres. ¿Y entonces? Pues nada. Me he hecho a la idea de que este año extraño hay que vivirlo así. Desperdiciar un agosto de los noventa y tantos que tengo programados tampoco es para quejarse ¿verdad? Así lo entiendo. Quien no se conforma es porque no quiere.

No todo, sin embargo, van a ser quejas. Anoche mismo, para compensar, viví con cierto alborozo vergonzante la humillante derrota del Barsa. Es cierto que yo quiero que el Barsa pierda siempre en todo, ¿a qué negarlo? Pero me pareció excesivo tanto castigo. Con los lustros, uno va ganando en empatía, creo yo. Y me pongo en el lugar de los culés, y me da penilla, la verdad. Mis hermanos, sin embargo, mucho más jóvenes que yo, me dicen que de penilla, ni mijita. La poca edad.

En fin... Deseando que amanezca mañana.

4 comentarios:

  1. Ya ves annus horribilis. Aunque esto sea pecata minuta de recuerdos nostalgicos. Pero, digo yo, la devoción no la han quitado, ni prohibido. Acaso la devoción va ligada al vocerio, la bulla y la vestimenta de fiesta? O se basa en algo mas interior y serio?
    Yo es que ya he oerdudo la perspectiva de esto, aunque me queden los recuerdos, las vivencias y lo prendido
    Y de otro lado yo sigo que !Vivan las contradicciones! ( las pequeñas) pues no seriamos humanos y además si no las tuviésemos no podriamos mejorar y avanzar

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  2. Amigo Fili, muchas gracias por tus elogiosas palabras sobre mi afición literaria.
    Yo nunca olvidaré cuando, con veintitantos, años estaba en Palenciana, postrado con fiebres altísimas que seguían desde hacía 15 días y varias visitas a especialistas médicos .... Hasta que llegó el Fili al borde de mi cama para sentenciar .... Es la picadura de un chinchorro ... Un poco te Terramicina (creo era ese antibiótico) y a correr. Y así fue a los dos días.
    Otras veces me han picado garrapatas después, por mi reticente vicio por los perros y el campo. Y ya se lo anticipo yo al médico ... Es picadura de garrapata, no se vaya confundir. Soy veterano en esto.

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  3. Manolo, ¡Cuánto me alegra verte por estas páginas! En cuanto a tu arte literario, tengo para mí que el gen Pedrosa tiene duende. Fíjate: tu primo Pepe, su hermana Mari, tu propio padre, su primo Pauseno, el Peter del molino los Aragones, mi mujer... Unos cantan, otros pintan, otros en fin, juntan letras con ingenio como tú dices.
    Y lo de la fiebre del chinchorro, fíjate, ni me acordaba. Es muy gratificante que la gente me recuerde por cosas de estas que uno ya ni sabe que sabía, como dice el Sabina.
    Muchas gracias, Manolo. Un abrazo.

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