domingo, 11 de octubre de 2020

Génesis 2: 4-2:24. Una revisión actualizada. La Creación

Os aviso hoy que estoy preparando una saga de cuatro entregas consecutivas acerca de la Creación del mundo. Un popurrí de historia sagrada, política de taberna y amor a nuestra tierra. Todo en clave de humor. Sin ácido para nadie. No es mi deseo molestar, sino distraer.  Empezamos por el primer capítulo, y terminaremos por el último.


Acaso sea por mi gusto por lo sencillo o por mi natural desapego a las matemáticas y a la física, que tanto me cuesta comprender la teoría del bing bang acerca de la creación del Universo: el invento de Stephen Hawking de la gran explosión de una nanopartícula que se expande hacia el infinito. ¡Qué rollo, tío! ¿Quién se traga semejante zapo? Mucho más fácil e inteligible nuestra Historia Sagrada contada por mi catequista, "Socorro la de la Huerta", según la cual, Dios nuestro Señor creó el mundo en seis días y se tomó el domingo para descansar: ir al fútbol, a su parcela a almorzar tortilla y chorizo, o simplemente a tumbarse en el sofá. Esto sí que lo entiende cualquiera.

Y durante estos tres días de asueto que hemos disfrutado la Peque y servidor por esos mundos (antes del puente), he tenido ensoñaciones con estas cosas de la Cosmogonia, que así se llama la ciencia ésta de la Creación.

Resultó que cuando Dios hubo terminado el mundo, se dio cuenta de que las dos criaturitas humanas recién fabricadas no mostraban intención alguna de emanciparse por ahí, sino que se les veía a las claras las ganas de quedarse en casa. Pensó entonces en buscarle a la parejita un lugar cercano y confortable donde pudieran vivir sin doblar el lomo y, en fin, eso que se decía en mis tiempos: en donde pudieran realizarse.

Y aleteando el espíritu de Dios por los cielos, se le ocurrió, al pasar por aquí encima nuestra, que Andalucía ofrecía muchas posibilidades para tal proyecto: el paraíso terrenal. Aun siendo Dios omnisciente, no tuvo fácil la elección. Se fijó mucho en el entorno de Granada, Sierra Nevada y Las Alpujarras, pero no le convencieron tanta altura y tanto frío en invierno. Probó en la subbética, incluso en mi pueblo, atraído por un Genil soberbio de fiereza y empuje. Bicheó por Aracena, por Cazalla, el Genal, Zahara, incluso en los arenales y humedales de Doñana..., sitios todos ellos de un verdor y una belleza exuberantes. Y finalmente tomó su decisión firme y aterrizó una tarde de otoño en un lugar de la Sierra de Cazorla. "Aquí va a ser" -dicen que dijo.

"Construiré aquí un paraíso inigualable; un lugar que dará leche, carne y miel a mansalva; donde no faltará un miriñaque, la envidia de mis querubines de allá arriba; un sitio de ensueño para esta primera generación de humanos, adonde no pueda llegar ni siquiera el coronavirus ése de los cojones. Que, por cierto, no ha sido un invento mío, sino de los chinos comunistas, como muy bien ha denunciado ayer mismo en el Senado el portavoz canario por el PP. No me explico ahora cómo estuve yo ese día sexto de la creación para soplar una mijitilla de gen comunista a mis criaturas humanas. Mirad la nobleza de todos mis animales, porque ninguno alberga ese germen tóxico del comunismo. No sé en qué estaría yo pensando. En fin... Sé que puedo desvariar, pero es que no se me va de la cabeza. Gente que sé positivamente que van a ser unas bellísimas personas, y que tengan que votar al Coletas... Es demasiado para mi body. El Coletas, o el Moñas que le llaman ahora, que desafía mis principios y que propugna la igualdad. ¿Qué coño es eso de la igualdad, cuando yo, tu Dios, he creado diferentes a todas mis criaturas? La diversidad es mi gran propuesta para el Universo. Y va a venir ahora un tipillo de malos pelos y peores trazas a predicar igualdad. ¿Acaso, Pablo, pueden tus votantes iguales obsequiarse con una mansión como la tuya? Contesta, Pablito. ¡Qué cosas! Habrá dos Pablos en el mundo que marcarán la cara y la cruz de mi eterna vida divina: Pablo de Tarso, un hombre valiente y corajudo que inventará nuestro nacional cristianismo Universal, la única religión verdadera; y este otro Pablo de España, que pretende hundirlo en la miseria con sus burlas y ultrajes a mis delegados territoriales. Pero no, espera, lo que me faltaba: mi propio Papa Francisco, mi particular Ábalos en la Tierra, despotricando del capitalismo. ¡Lo que uno tiene que oír! Precisamente, el capitalismo es la única doctrina que practica mis enseñanzas: Creced, multiplicaos y dominad la Tierra. Y los capitalistas son gente de fiar, gente de fe. Saben que si se dan con el planeta, aquí estoy yo para fabricarles uno nuevo... O lo que haga falta. ¡Tanto miedo con lo del calentamiento... ¡Qué poca fe!"

Con ésos, iba el apenado Dios ensartando otros peregrinos pensamientos cuando se le echó la noche encima. Y a la carrera, apremiado por la oscuridad y el frío serranos, se cobijó esa primera noche bajo la protección de un grandioso nogal, uno de cuyos chupones o sierpes le sirvió de almohada. Y, cansado de un vuelo y un día tan ajetreados, se dispuso a dormir. "En este mismo sitio, mañana, lo primero que haga será construir un hotel con encanto, al que pondré por nombre: Noguera de la Sierpe. En agradecimiento a este gran nogal que me ha acogido". Eso dijo Dios nuestro Señor. Y se durmió. Sin Valium ni Valerianas.

(Continuará)

 

6 comentarios:

  1. Amigo José María, que cambio tan brusco de estilo y de temas. Va sobre realidad o fantasías?
    Bueno a ver que nos deparan los próximos.

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  2. El Edén no estuvo entre el Tigris y el Eufrates sino cerquita de Palenciana.

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  3. Espero que en un próximo capítulo nuestra parejita no se la juegue a Dios comiendo manzanas comunistas u otros frutos comunitarios.
    También espero no haberte aguado la historia con un spoiler al tuntún.
    En todo caso, nos dejas a la espectativa, aunque espero que el nuevo Génesis nos permita llegar con algunas fuerzas al Éxodo, donde la cosa se pone que arde con los israelitas en el desierto esperando cada día las barritas energéticas del almuerzo y vigilando de reojo a Moises, que les había metido en una caminata, desierto a través, de sólo 40 años de cojones.

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  4. Jajaja. No, Pedro. No llego al Éxodo. Me quedo en la expulsión de nuestros padres del paraíso terrenal. Ya lo iréis viendo.

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