domingo, 18 de mayo de 2025

Se nos fue El Cuarti

Por diciembre del año pasado, Jaime y yo nos reunimos en Córdoba con Rafa Roldán Molina. Estaban él y Russé pasando unos días de vacaciones, quizás aprovechando los días de Navidad. Se encontraba Rafa recién salido del "Reina Sofía" donde había ingresado unos días antes por culpa de unas fiebres que no venían a cuento. Los médicos le encontraron una masa en el pulmón derecho, muy sospechosa de un tumor. Le recomendaron mantenerlo ingresado para completar el estudio, pero él decidió que no, que ya lo seguirían los médicos en su hospital de Santa Cruz. Y me llamó para pedirme opinión. Y nos vimos en Córdoba, como digo.

Rafa ya estaba delicado desde unos años antes. No por el tumor, sino por una enfermedad hepática crónica y una insuficiencia cardiaca. Salimos a pasear por las cercanías de la casa de su cuñada, donde se alojaba, y nos sentamos luego en uno de los bancos de una plaza de por allí. Lo encontré mucho mejor de lo que yo esperaba, dados los antecedentes. No podía caminar mucho, es verdad, enseguida se cansaba, pero su aspecto y su actitud positiva me parecieron encomiables.

Mi hermano, médico internista en activo, tuvo acceso a las radiografías y me las envió al móvil. En efecto, se trataba de un tumor pulmonar. Con todo, yo guardaba una última esperanza, un as en la manga, en el sentido de que en ocasiones hay neumonías que parecen tumores. Y una neumonía se cura. A eso me agarré. Tan motivado estaba con esa última posibilidad, que casi llegué a creérmela de verdad y hacerla creer a Russé y al propio Rafa. Días más tarde, regresaron a Tenerife con un Rafa pletórico de ganas y de esperanza. Las instrucciones eran que se repitiera la radiografía pasados unos 20 días, que suele ser el tiempo medio en que una neumonía desaparece por completo. Y a esperar.

Para nuestra desgracia, no acerté. Aquello seguía allí. Era un cáncer con todas las letras. En su hospital lo han tratado de lujo. Han hecho todo y más de lo que se podía. No respondió a la quimio. Hubo una respuesta inicial muy positiva a la radioterapia, pero totalmente insuficiente. Con todo, a su mujer y a sus dos hijas les puede quedar la satisfacción de unos meses en que Rafa, aun consciente de todo lo que se le venía encima, ha mantenido esa actitud positiva de "siempre palante", como él decía.

Ha muerto esta mañana en su hospital tras varios días de sedación. 

Se nos ha ido Rafa. Se nos ha ido el cariñoso y bondadoso "Cuartillas", el amo de la Procura, el gordito "sine pecue" como lo llamaba cariñosamente su amigo Antonio Lara. Un hombre valiente que, nada más dejar el seminario, se embarcó en un negocio de ropa, y luego de fotografía y cartelería en Santa Cruz de Tenerife. Y le ha ido muy bien. Hasta que fueron llegando las dichosas dolencias. Pero también llegaron los nietos, ¡ay los nietos y las nietas, la salvación de los jubiletas! Y, pese a a su hígado esquilmado, a su diabetes y a su corazón lastrado, ha sido un hombre feliz. Me consta que sí. Hace tres años, en un viaje del Imserso con la Peque por Tenerife, Russé y él nos agasajaron de lo lindo, nos llevaron a sitios recónditos y disfrutamos de su compañía. Y pudimos comprobar que su mala salud corría paralela a su excelente ánimo. Era un enfermo conforme con su destino, un enfermo feliz. Así es como lo recuerdo.

Y nosotros ahora, ya con una edad y duchos en los responsos del gori gori, nos vamos acostumbrando a esto de ir perdiendo amigos y compañeros y a preguntarnos con cierta resignación que quién será el siguiente. Y también, como Rafa, podemos gritar al destino aquello tan castizo de que "nos quiten lo bailao". 

Adiós, amigo. Te lo has currado a base de bien. Tu misión está más que cumplida.

3 comentarios:

  1. Rafa, descansa en paz. Me quedo con esa alegría contínua que mostrabas.

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  2. Al igual que otros compañeros del alma de mi infancia y juventud se me ha ido Rafa. Era y será un compañero entrañable y querible, de los que se quieren para siempre. Disposición para todo con buen agrado (su sonrisa para encarar nuestros encuentros fueran por lo que fueran y esa cara , nunca crispada, para asumir el devenir de la vida, retrataban como era Rafa, para todos los que descubrimos en su trato el gran compañero, mejor amigo y en definitiva grandísima persona que siempre fué. La vida nos mandó cada uno a un sitio y nos vimos poco para lo que nuestra amistad se merecía, pero una de las personas que pese a no tenerlas cerca te importaba como le iba en la vida y su recuerdo aparecía cuando menos me lo esperaba y de forma natural. Tuvo la suerte (que nunca es tal sino merecimientos de encontrar a su lado a RUSÉ y a sus hijas y nietos que hicieron de su vida su razón de vivir y luchar siempre con esa templanza y generosidad que tuvo.
    RAFA que la tierra te sea leve, descansa en paz y tu recuerdo perdurará en nosotros los amigos que quedamos

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