miércoles, 17 de julio de 2019

Perro viejo

A veces, trapicheando por el hospital de Antequera, me sorprendo a mí mismo creyéndome, como solía en el Valme, el rey del mambo. Y tengo que pararme: "Oye, chaval -me digo-, que tú aquí tienes menos papeles que el borrico un gitano". Pero, al final, echándole un poco de jeta, consigo mis propósitos. 

Uno de mis albañiles ha debido de ingresar de urgencias en el hospital por mor de una úlcera duodenal. Abusador de Ibuprofeno, la droga de los pobres. Afortunadamente, la cosa es leve, y su médico pretende darle el alta mañana mismo. El problema es que le ha solicitado una ecografía abdominal, y, claro... para mañana va a ser imposible que esté, con todo lo saturada que anda la lista de espera.

-Miguel -le pido al médico-, tú que tienes aquí más mano insiste en rayos, hombre, que este paciente está de paso, no es de aquí.Ya sabes...
-Sí, sí. Pero no creas que va a ser fácil. La gente de rayos está hasta el moño con tanta petición.

A fin de asegurarme una respuesta más clara, me presento a otro médico, amigo de mi amigo Diego Millán, dando por sentado aquello de que los amigos de mis amigos son mis amigos. El hombre me recibe la mar de cordial y amistoso.

-Sí, José María, lo intentaré, pero no te prometo nada. La gente de rayos está que trina. Fíjate, ayer mismo les solicité una eco para una paciente mía, una jovencita con un plastrón abdominal sospechoso de Chron, fíjate, eh. Y lo más que conseguí fue que la citaran para el próximo viernes. No sé, no sé...

Antes de rendirme, perro viejo en estas lides, consideré ir yo directamente a rayos. Son las 13,30 horas, y allí no veo un alma. Bueno... estarán tomándose un refrigerio. Tienen derecho a un descanso, joer. No lo digo por ellos, eh, pero es un lugar común entre nosotros, los médicos, quejarnos de saturación, y, sin embargo, a las dos de la tarde no encuentras a nadie en su sitio. No desespero por ello. Se me viene a la memoria que en Valme, ante situaciones parecidas, Inma, la secretaria de rayos, me solucionaba los problemas.

A la entrada de la secretaría de rayos reza escrito en el suelo un aviso: ESPERE AQUÍ SU TURNO. Y ahí me tenéis, más tieso que un junco, esperando la vez. Tengo que hacerme notar para que la secretaria se fije en mí, aunque sea de soslayo, como un hombre formal, serio y educado. Tampoco es que tenga que impostar mucho porque mi pronto natural es así ¿verdad? Le cedo mi turno a una mujer muy mayor, me intereso por ella preguntándole de dónde viene y qué papel de los diez que trae arrugados entre las manos es el que tiene que entregar... Y, bueno... ya me toca.
-Buenas tardes -me dirijo a la joven sonriendo.
-Muy buenas, usted dirá -me responde más secamente de lo que yo hubiera deseado.
-¡Vaya peinado más gracioso que se ha hecho usted hoy! -me lanzo a ver qué tal cuela el requiebro. La mujer, entonces, se me queda mirando un ratito, así, como con cara displicente, como pensando: "¿Qué pretenderá este pringao?".
-Déjese de cumplidos, y dígame qué se le ofrece, que hay cola -pero ya se le escapa un amago de sonrisa por el rabillo de sus labios.
Y le explico mi caso. Y ella se disculpa asegurándome que es imposible, que las listas para ecografía de hoy y de mañana ya están completas y cerradas. Punto.
-Ya lo imaginaba, señorita -le respondo con toda la humildad que puedo-. Yo solo le pido que si por casualidad se produce alguna renuncia y queda un hueco libre... que lo tenga usted en cuenta. Nada más.
Y ya me disponía a irme. En esto que, para mi sorpresa, la mujer ahora sí se ríe abiertamente y me zampa:
-¿Es usted adivino?
-¿Yo? -respondo extrañado-. No, pero ¿por qué? 
-Porque apenas hace cinco minutos han llamado de una planta anulando una ecografía de mañana.
-Pero bueno... -me río con ella-. Esto parece de cámara oculta, ¡verdad?
-No -me dice ya más seria. A esto se le llama llegar y besar el santo.

Y yo pensando para mí: "No. Esto es ser un perro viejo". 

3 comentarios:

  1. El diablo sabe más por viejo que por diablo y, mutatis mutandus, el médico acaba sabiendo más por viejo, con perdón, que por médico. Un abrazo Fili.

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  3. Asi mismo es. Jajaja. Toda la vida en el hospital te da mucho manejo, claro.

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