Ocurrió ayer mismo, en la mañana más gélida de lo que llevamos de enero. En el velatorio de su marido de cuerpo presente, en su casa y rodeada de todos los dolientes, la recién viuda me obsequió con un agradecimiento antiguo, de cuando éramos niños. Llorosa y compungida se levantó de su silla, y según yo la consolaba con sendos besos en sus mejillas me soltó un "Que Dios te lo pague" que me reconfortó el estómago mejor que lo hubiera hecho un caldito caliente de la olla, vaya. No sé, de esas cosas que sin saber uno bien por qué te ponen en paz con el mundo.
"Que Dios se lo pague", "Quedad con Dios", "A la paz de Dios"... fueron expresiones muy populares de gratitud, despedida o saludo que en nuestros años mozos escuchábamos decir a nuestros padres y abuelos, y me temo que, como tantas otras, van camino del cementerio de las palabras caídas en desuso. Lástima. Y me alegra toparme con ellas en boca de las personas mayores de los pueblos chicos. A mi modo de ver, los pueblos pequeños deberían ser los santuarios de estas expresiones inmortales, los museos vivientes de un tiempo tan fructífero que, sin embargo, se nos va sin premio. Y creo también que somos los abuelos de ahora, junto con los maestros de escuela, quienes tenemos la responsabilidad de preservar y prolongar este acervo espiritual del lenguaje antiguo, tan rico y expresivo.
Porque más allá de las connotaciones religiosas, y superadas las barreras de un laicismo exagerado, el "Que Dios se lo pague" es mucho más y dice mucho más que un soso y frío "Muchas gracias", ¿dónde va a a parar?
Para mí, ese "Que Dios te lo pague" de esta mujer en su estreno de viuda, encierra un montón de cosas: es una manera de desearte que tengas suerte en la vida, que la sigas teniendo; que disfrutes de tu jubilación junto a la Peque; que veas crecer felices a tus nietos hasta que lleguen a la universidad por lo menos; que mantengas la unidad y la armonía entre tu familia, tan prolija, de hermanos y sobrinos; que te esmeres en el cuidado de tus amigos como hasta ahora; que seas un hombre justo y decente, manque te hayas convertido en un podemita descreído habiendo sido seminarista y todo; y que, aunque vayamos ahora quintos en la Liga, nuestro Real Madrid será otra vez este año campeón de Europa. Todo eso. A ver si un "Muchas gracias" puede igualarlo.
En fin amigos: quedad con Dios, y hasta otra.
Porque más allá de las connotaciones religiosas, y superadas las barreras de un laicismo exagerado, el "Que Dios se lo pague" es mucho más y dice mucho más que un soso y frío "Muchas gracias", ¿dónde va a a parar?
Para mí, ese "Que Dios te lo pague" de esta mujer en su estreno de viuda, encierra un montón de cosas: es una manera de desearte que tengas suerte en la vida, que la sigas teniendo; que disfrutes de tu jubilación junto a la Peque; que veas crecer felices a tus nietos hasta que lleguen a la universidad por lo menos; que mantengas la unidad y la armonía entre tu familia, tan prolija, de hermanos y sobrinos; que te esmeres en el cuidado de tus amigos como hasta ahora; que seas un hombre justo y decente, manque te hayas convertido en un podemita descreído habiendo sido seminarista y todo; y que, aunque vayamos ahora quintos en la Liga, nuestro Real Madrid será otra vez este año campeón de Europa. Todo eso. A ver si un "Muchas gracias" puede igualarlo.
En fin amigos: quedad con Dios, y hasta otra.
En que breve espacio describes una gran verdad. Excepto por lo del Madrid, jeje.
ResponderEliminarImagen estimulante y optimista la que sacaste de las palabras y expresión de aquella persona.Aunque el sentimiento esperanzador y triunfalista a nivel futbolístico -madridista,este año lo veo algo mas difícil su consecución.Sea lo que Dios quiera.Un abrazo.
ResponderEliminarFili, eres el mejor. Y además,aunque después no lo sea, el Real Madrid será campeón de Europa
ResponderEliminarTú ya sabes quién soy
ResponderEliminarJajaja. No lo sé.
ResponderEliminarAmigo José María hace días que esperaba tu retorno, aunque ya avisaste en otro comentario, que era la familia quién te ocupaba. Queda más que justificada la ausencia.
ResponderEliminarComparto tu reflexión, ahora que tenemos otros ojos que miran con el filtro de los años: ¡Que Dios te lo pague! Es verdad que esa referencia con respeto, a la armonía y la dignidad que representa desde el dolor la frase de que Dios te acompañe; Es creo yo, la vitalidad que nos mantiene a las personas dentro de la dimensión más humana a pesar de los pesares.
Lo del Madrid este año amigo Fili, creo que solo se puede arreglar con una nueva indumentaria.
Encantado de volver a leerte.
Un abrazo.
Juan Martín
José María eres auténtico, todo lo que de tu pluma sale es pura filosofía
ResponderEliminarGracias muchachos. Me queréis demasiado.
ResponderEliminarGracias José María por compartir de nuevo este tu blog, con todos nosotros, tus fans y seguidores impenitentes.
ResponderEliminarEs verdad que muchas de las antiguas costumbres y modales que nosotros vimos en nuestros mayores, se han ido perdiendo en el transcurso de los años. Esto también es un aviso de que nos encontramos al final del camino. Habrá que aprovechar al máximo todas las oportunidades que la vida no quiera seguir ofreciendo.
Un abrazo fuerte para ti.
Gracias, Manolo. Sí, nos hacemos viejos, y añoramos un pasado feliz que se nos escapa sin remedio. ley de vida. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, nunca suelo contestar aunque siempre te lea, pero esta vez lo haré. En mi familia aún se siguen empleando este tipo de expresiones, aunque te parezca mentira.
ResponderEliminarAdemás quiero decirte que cuando se trata de dar las gracias a una persona como tú...¿Qué quieres que te diga? Lo hagas como lo hagas, te expreses como te expreses, sin lugar a dudas, siempre, siempre te quedas cort@.
Por hablar como hablas, por tratar a tus pacientes como los has tratado y sigues tratando a pesar de haberte jubilado, por se tan buena persona, en definitiva. POR SER COMO ERES: MILLONES DE GRACIAS Y POR SUPUESTO...QUE DIOS TE LO PAGUE!!!!
NUNCA TENDRÉ TIEMPO NI FORMA SUFICIENTE PARA PODER AGRADECERTE ADECUADAMENTE TODO LO QUE HAS HECHO POR MI.
ALGÚN DÍA TENDREMOS QUE VOLVER A VERNOS Y SUEÑO CON ELLO, MIENTRAS TANTO, BESOS Y ABRAZOS.
Pero, ¿quién eres? No sé si eres Pilar o Carmen o Isabelita. Por la forma en que escribes, creo que eres Pilar. Jajaja. Muchas gracias.
ResponderEliminarTe diré una cosa que ya sabes: uno cree, cuando está en activo, que va a cambiar el mundo. Cuando te jubilas, te das cuenta de que todo sigue igual... pero no del todo. Me siento tremendamente orgulloso de lo que he sembrado. En mis pacientes, en mis residentes y compañeros, en mis estudiantes de medicina. Es verdad.
Un beso.
Jajaja, pero cómo me conoces tanto? Ah, sí, ya!! Los padres conocen bien a sus hij@s, y como ya te he dicho en alguna q otra ocasión, para mí has sido uno más de mis padres (ya me entiendes). Has sido y seguirás siéndolo. Besossssss.
EliminarBesos, Pilar.
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