Calma, muchachos, aquí no pasa nada.
Amigos preocupados por mi tardanza,
por mi pereza -dicen-, por mi desgana...
O quién sabe, si por el virus chulesco
o por algún mal de esos arteros
que ahora trastocan las almas.
¡Necesitamos tus escritos! -me reclaman.
No hay tal. Ni pereza, ni tristeza me atenazan. Es algo mucho más vulgar, me temo. Que resulta que no me sale escribir con la moral baja. Necesito estar contento. Si algo me aflige me abandona el ánimo. Don Eduardo Mármol, mi cura predilecto en Los Ángeles, conversaba con mi madre en aquellos días de mayo en que cada año nos visitaban masivamente nuestros familiares (la fiesta de la familia). Y me alababa ante ella como un niño muy noble e inteligente, aunque demasiado pusilánime.
-¡Pusi...qué? -se esforzaba mi madre en entender aquella palabreja.
-Bueno... Asustadizo, tímido...
-¡Ah, ya! Cagueta, quiere usted decir, ¿verdad?
-Eso mismo, dicho con sus palabras -se reía el cura.
-Sí, mire usted, como yo. Mi José María tiene mu poca presencia de ánimo.
Pues eso.
¿Y qué es eso, hombre de Dios, que nos está privando del maná de tus letras?
Pues veréis: que desde hace tres meses vengo arrastrando molestias progresivas en el culo, muslo y pierna derechos. Me he sometido a sesiones de rehabilitación, masajes, aparatos de magnetoterapia... En fin, todo lo que me han recomendado los traumatólogos. Hasta me han infiltrado Botox en los músculos glúteos. Y nada me ha sido de provecho. Finalmente, una resonancia ha puesto de manifiesto que padezco de una hernia discal lumbar con afectación de la raíz nerviosa S1, lo que me provoca una ciática puñetera. Dentro de dos semanas me van a realizar una infiltración epidural como último recurso para intentar evitar la cirugía. Ea. Eso es todo.
No he tenido ánimo ni disposición para enfrentarme a mi tarea literaria. Por otra parte, considerad que la molestia contumaz en el glúteo se acrecienta cuando llevo mucho rato sentado, con lo que apenas puedo entrar en el ordenador... En fin, que no, que no he tenido cuerpo. Cómo habrá sido la cosa de penosa para mí que ni siquiera he podido rebatirle a mi amigo Pedro Calle las fantásticas teorías conspiranoicas que desgrana en su blog. Espero que sepa perdonar mi desdén.
Estoy mejor. Quizá por la sugestión positiva de ver cercano el día de la inyección salvadora. Tal vez porque no hay mal que cien años dure, y esto vaya remitiendo de manera natural y espontánea. Puede ser.
De manera que tranquilidad. Volveremos a las andadas... Y vacunado. Jajaja. Eso espero.
De poco espíritu decía mi abuela.
ResponderEliminarAsí sí que sí. A retomar la marcha
ResponderEliminarMucho ánimo y pronta mejoría. Y a cuidarse que tenemos una edad delicada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Venga animo!!!! que tu madre te conocia bien ,so cagueta.
ResponderEliminarGracias amigos. Ya voy parriba.
ResponderEliminarPara cuando llegue el tiempo de las brevas tienes que tener todas las lupias quitadas
ResponderEliminarDesde luego. Tú aplícate en cuidar de mi rama
ResponderEliminarYa te echaba de menos, espero que mejores y alivien tu malestar, mucho ánimo compañero. Un abrazo grande
ResponderEliminarEspero que la infiltración te de paz y sosiego para que sigas deleitándonos con tu prosa amigo Fili. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarAntes en aquellos trabajos campestres, eran friegas con linimento del tío del bigote, y una faja. Ahora modernamente querido José María, se recomienda hacer mantenimiento con la natación, el Yoga o Tai-Chi.
ResponderEliminar¿Pero qué le voy yo a decir a un señor médico? Solo darle mucho ánimo para se cuide y recordarle que se puede escribir en el ordenata hasta tumbado.
Un abrazo
No hay mal que cien años dure, no cuerpo que lo resista Fili, tu bien lo sabes, así que ponte las botas o inyecciones (indiciones decían en el pueblo) cagando leches que eso no es vida. Un abrazo.
ResponderEliminarYo también lamento tus dolencias y espero que las superes pronto.
ResponderEliminarA mí la acupuntura (con acupuntores de Tian) me ayudó bastante en las afecciones físicas y síquicas. Un paciente de mi acupuntora evitó una operación de hernia discal gracias al tratamiento acupuntor. Conocí también un caso, directamente, de una señora argentina diagnosticada con un cáncer avanzado que le desapareció completamente con la acupuntura. Coincidía conmigo en la clínica y era muy agradable hablar con ella mientras esperábamos nuestro turno.
Claro, que si tienes miedo a las agujas...
Cuando era alumno en Tian nos dieron una clase a base de tratamientos de urgencia: PARA LA CIÁTICA
Weixong (40 de vejiga) (en el centro del pliegue poplíteo de la parte posterior de la rodilla) Pinchar y sacar unas gotitas de sangre. Luego aplicar ventosas. (Bilateral)
Kunlun (60 de vejiga) (Entre el maleolo externo y el tendón de Aquiles) Moxa simultanea en ambos puntos del resonador.
Se nos dijo que este tratamiento era muy efectivo.
Si tienes algún amigo acupuntor le puedes pedir que te lo aplique.
En cuanto a las vacunas, sigo muy atento, dentro de mis limitaciones, al tinglado apocalíptico de la descomunal mátrix que han promovido.
Tengo noticia de que en Suiza, además de haber paralizado el 5G, se ha decidido en referéndum prohibir toda clase de mascarillas y burkas por la calle. En Suecia también han prohibido el pandemio callejero por insalubre.
No pretendo incordiarte. Espero que te recuperes de tu ciática prontamente.
Un abrazo.
Muchas gracias, Pedro. No me incordias, ni mucho menos. Gracias por tus consejos. Jamás he sido detractor de la medicina alternativa, aunque nunca la haya practicado ni me haya sometido a ella. Cierto que no soy creyente, pero sí respetuoso. De momento, voy a probar con la epidural. Gracias, de nuevo.
EliminarLa salud es lo primero. Cualquier tratamiento que acabe resultando efectivo es correcto, peo debemos procurar evitar las causas que motivaron la enfermedad.
ResponderEliminarLo sabes de sobra, cuídate bien y a mejorar sin contemplaciones.