jueves, 8 de mayo de 2025

Annuntio vobis gaudium magnum: ¡¡¡Habemus Papam!!!

 León XIV se va a llamar el hombre. 

Y yo me pregunto que qué más nos da quien sea el nuevo Papa. Poco, muy poco, va a poder hacer para modernizar la Iglesia Católica, para ponerla al día de la realidad social de un mundo que viaja en el AVE de los avances tecnológicos y científicos y  de derechos (siempre que no haya robos de cable)  mientras ella lo hace en la bicicleta de los dogmas inmutables y desfasados. Dudo mucho de que el nuevo pontífice supere en humanidad y tolerancia a Francisco, un hombre bueno y muy bien intencionado, que, pese a ello, no consiguió apenas nada en aggiornar de una manera más racional y más cristiana todo el entramado político y económico del Vaticano. Intentó democratizar la Iglesia, acoger en su seno a seres vulnerables y desheredados, pero muchos obispos y cardenales siguen leyendo proclamas misóginas y homófobas en sus cartas pastorales.

Si por una especie de enajenación mental yo me volviera creyente por unos minutos me gustaría exponerle al nuevo Papa un decálogo de reflexiones que considero cruciales a la hora de cristianizar a la Iglesia Católica.

1.- La Iglesia dejará de ser un Estado, y la Ciudad del Vaticano, entregada al estado italiano que se hará cargo de la conservación de todo su patrimonio artístico. Desmontar la Banca Vaticana. Su obsceno capital financiero debería revertir en la subsistencia de los países pobres. Ello permitiría acabar con es trípode anticristiano de Iglesia, Dinero y Poder. Renunciar a Satanás y a sus pompas.

2.-La residencia del Papa debería trasladarse a una casa digna y bien acomodada en un país suramericano o africano, para dar ejemplo de verdadera austeridad.

3.-Suprimir toda la teatralización de la Liturgia. Jesucristo y los apóstoles no necesitaron adornarse con sotanas ni casullas ni otros ropajes llamativos, mitras, báculos.... en sus tareas de apostolado. De la misma manera, el clero debería vestir ropas normales en las celebraciones de misas y otros actos litúrgicos. Si de verdad creemos en el fervor y devoción de las procesiones como manifestaciones piadosas de la religiosidad popular, deberían ser más austeras y desproveerse de tanto exorno y boato. Menos apariencia y más substancia.

4.-Democratizar la Iglesia: hombres y mujeres deben tener igual cabida en ella, y no sólo como creyentes, sino también como clérigos en sus distintos órdenes. La misoginia y la homofobia serán declarados pecados mortales.

5.-Pedir perdón a la sociedad por tantos casos de abusos sexuales a menores y condenarlos de forma clara y contundente.

6.- Desmitificar dogmas anacrónicos e increíbles en la  actualidad, tales como el de la infalibilidad del Papa, la virginidad de María y el de la transubstanciación del pan y del vino. Nada de ello, creo yo, debería de chirriar en la fe cristiana. 

7.-Anular los Concordatos con los distintos países y asumir que la Iglesia debe financiarse por sus propios medios sin dependencia económica del Estado. Al César lo del César y a Dios lo de Dios.

8.- Difundir urbi et orbi que el compromiso de todo cristiano es amar al prójimo como a sí mismo. O por lo menos intentarlo. Premisa ésta necesaria para aclamar a pleno pulmón un no rotundo a las guerras, al hambre y al individualismo y un SÍ categórico a la solidaridad y a la justicia social.

9.- Si es verdad para los cristianos que Dios nos ha dado la gracia de vivir en este mundo, uno de los mandamientos debería ser cuidar de nuestro planeta.

10.- La Iglesia deberá obligarse a no seguir siendo una rémora para cualquier avance científico, médico o social, ni para la puesta en marcha de las leyes legítimas que otorgan derechos constitucionales. Avances y derechos que no están penalizados en ningún texto evangélico, sino en las mentes retrógradas de muchos de sus obispos. 

Si se ponen en marcha estos 10 mandamientos, prometo abrazar de nuevo la fe perdida.

13 comentarios:

  1. Muy bien elaborado. Tendríamos que hablar del tema. También podíamos hablar de los creyentes que trabajan en asociaciones para llos más débiles. También de la gente que en misiones se dedican a luchar por los pobres. Porque no de los párrocos que son los que buscan los más necesitados. Podría hacer otros mil decálogos.
    Los dogmas son cosas de hombres.
    El evangelio sigue cuestionando y alumbrando cada momento de nuestras vidas.
    Posiblemente la mayoría de obispos son mileuristas.

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    1. Mi total respeto y admiración a los cristianos de base, a tantos curas buenos y humildes, a misioneros y personas de bien. Mis diatribas van hacia la jerarquía. ¿Obispos mileuristas en España? Por favor...

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  2. Siento no estar de acuerdo. El Papa es un señor con amplios feligreses y seguidores. No es escasa su capacidad de persuasión sobre millones de personas y un referente moral. No es inicio du mensaje y si liturgias. Podemos o no ser su seguidor, pero no somos nadie, desde fuera, para inmiscuirnos en sus liturgias.
    Ser agnóstico o ateo no debe convertirnos en enemigo de millones de personas y debemos respetarles en sus formas y vestimenta. Nadie le pide al Dalai que se tape el hombro.

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    1. Soy ateo y sólo soy enemigo de la mala gente. Soy respetuoso con los millones de cristianos. No confundamos las cosas. Me limito a expresar mis deseos de lo que creo sería una Iglesia Católica más coherente con el mensaje de Jesucristo.

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    2. Los cristianos como cualquier seguidor de las miles de religiones o de los miles de dioses tienen mis respeto....siempre que que ellos no se inmiscuya en nuestros derechos y sobre todo no se mantenga con nuestro dinero. Ahora al Estado que somos todos le cuesta más de 11 mil millones de euros al año la iglesia católica eso supone que cada español sea bebé o viejo sea hombre o mujer nos quitan 257 euro/año, si eres familia numerosa pues más, siendo un pico importante, esto se paga con los impuesto que "casi" todos pagamos, que curiosamente los que se llevan este dinero están exento de pagar impuesto

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    3. Totalmente de acuerdo. Al César lo del César, a Dios lo de Dios.

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  3. Estoy aquí de nuevo. Se puede entender la cultura occidental sin la iglesia?
    Se puede comparar nuestra forma de vida con la que han generado otras religiones?
    El mensaje siempre es de amor, solidaridad y paz. Esto puede ser molesto a cualquier ser humano?
    La liturgia es la forma en que el hombre expresa su relación con Dios. Te puede contrariar, pero debes reconocer su belleza plástica.
    Si desaparece la cultura del cristianismo, en el Prado sólo veríamos muñequitos.
    Ya sabes que tu amigo Urpiales te sigue admirando

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  4. No renuncio a las muchas luces que la Iglesia ha aportado a nuestra cultura y civilización. Naturalmente que no.
    En efecto, el mensaje de Cristo es de amor y de solidaridad. Pero también de renuncia, de pobreza, de humildad, de autenticidad. Valores que no se corresponden con las formas y las pompas vaticanas. Vuelvo a repetir que me dirijo a la jerarquía en mis críticas, no a los cristianos de verdad.
    Estoy de acuerdo con la Liturgia, critico sus formas artificiosas.
    No quiero que desaparezca la cultura del cristianismo. Quiero un cristianismo más auténtico, menos folclórico.
    Un abrazo, amigo Joaquín.

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  5. Querido amigo, tú paso por el seminario te dejó marcado y sin otra posibilidad que la de preocuparte mucho por estas cosas que, según confiesas, están lejos de tus actuales descreimientos. Deja tranquilos a los católicos, apostólicos y romanos y relájate con tu golf y disfrutando con tu peque y sus eventos, así como conmigo por las victorias del Betis, mientras duren

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    1. Gracias por tus buenos consejos, amigo Jesús o amigo Juan Francisco. Es curioso, me considero ateo, pero sigo deseando una sociedad cristiana que fuese auténtica, la que me enseñaron en el seminario. Una sociedad solidaria, comprometida con los débiles y justa.es

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  6. Mándame el papel para que te firme tu decálogo

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  7. Está bien pedir, pero no peras al olmo, Fili. Además, contra el vicio de pedir la virtud de no conceder. Abrazos.

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