Ha sucedido esta tarde en el parque. Caminando de prisa a la casa de de mis nietos, por orearlos un poco tras su reciente confinamiento covideño, he adelantado a una niña que, atarragando, cargaba de mala manera con su pequeña bicicleta. Y me detengo algo inquieto porque tres muchachos marroquíes se van para la niña, que parece asustada, y le agarran la bici. De esos instantes en que no sabes qué hacer ni qué va a pasar. Ha visto uno tantas pelis de secuestros de niños...Uno de los jóvenes sube la bici encima de un banco y se aplica en recolocar la cadena que se había descarrilado, mientras los otros dos bromean con la chiquilla, ya más tranquila. "Ea, listo. Ya puedes seguir" -le dicen a la niña. Y yo me reprocho no haber estado a la altura: primero por no haberme percatado de la necesidad de la niña (aunque con lo manazas que soy poco hubiese sido mi socorro), y segundo por mal pensado, por racista. Obras son amores.
Como sucede en las películas de policías, cuando llegó el padre ya estaba todo consumado. "Ése es un padre separado que le tocaba hoy visita", sentenciaría luego la Peque, rotunda.
-¿Qué ha pajao? -se acerca cariñoso a la niña.
-Na, que je le ha jalío la cadena a la biji, y nojotros je la hemos arreglao -salta el mayor de los muchachos.
Y no tengo más remedio que sorprenderme ante lo bien que este joven marroquí ha aprendido la prosodia local. No como yo, que no acabo de soltarme. Y eso que tengo recién aprobado el B2 de antequerano. Pero nada: ahí metido en el armario sin atreverme a salir. Me entreno en mi casa, y tanto la Peque como mi hija me aprueban y me animan a que practique en la calle, que nadie va a notar nada extraño, ya que con la gorrilla campera, mi pataje y malas trazas parezco enteramente un mochano del barrio de san Pedro. De los de toda la vida. Ni por esas.
Mis cosas.
Mereio una jarta quiyo.
ResponderEliminarLo tuyo es ser testigo precavido y silencioso, pero si estudias en serio, como en los viejos tiempos, podrías llegar a dominar el antequerano y presentar las fiestas del pueblo.
ResponderEliminarEs una sugerencia para que no te desanimes por las evidentes dificultades de aprender un idioma tan complicado como el japonés del precedente comentario.
Muchas gracias, Pedro. Jajaja. Ni idea de japonés ni del autor. Pero tengo serias esperanzas de aprender, porque en el campo de golf de Antequera practican especímenes de todo el mundo mundial. Un abrazo.
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