sábado, 27 de junio de 2020

A septiembre

A propósito del tema de ayer, el de asignaturas pendientes, me recuerda un amigo lector que ayer mismo fue el día de san Pelagio, día en que finalizaba el curso académico en el seminario, y que hoy daban comienzo nuestras vacaciones de verano. Yo desconocía este extremo. Lo cual me coloca en una situación muy embarazosa: sin posibilidad de recuperar, algunas asignaturas del grado doméstico y el trabajo de fin de grado se me van a septiembre sin remisión. ¡Manda güevos! Ni un solo suspenso en toda mi vida académica, ni en la escuela, el seminario o la facultad de medicina, y ahora me suspende mi señora, y me deja sin casa rural y sin feria del pueblo. El programa veraniego va a consistir en prácticas de manejo casero: fregar el suelo sin pisar lo fregado, colocar el lavavajillas empezando por la bandeja de abajo, no volver a usar papel higiénico para limpiar las manchas del espejo, que se queda luego lleno de virutas, recoger la ropa tendida sin amontonarla en el sofá como un amasijo... Cosas así, tan repelentes para un intelectual. Y lo malo será que con tan poca actitud vuelva  a suspender en septiembre... No quiero ni pensarlo: ¡repetir curso a mis años!

3 comentarios:

  1. Amigo José María, así es de injusta la vida en el trato conyugal con nuestras santas... Tú con una impecable hoja de calificaciones y disfrutando todos los veranos a tope sin coger ningún libro, paseando tu palmito entre las jóvenes del pueblo etc...ahora te ves en estas, con todas las dudas razonables de si pasarás el corte en los exámenes de septiembre. Injusta prueba para un intelectual, como tú dices.
    Algunos llevamos este trabajo muy adelantado. Pasamos todos los veranos peleando con los libros y en septiembre volvíamos a nuestra añorada Écija.
    Recibe un fuerte y virtual abrazo.

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  2. Amigo Fili, esas tareas las llevo realizando desde hace mucho tiempo y en verdad nuestras santas trabajan de lo lindo en la casa. Un abrazo

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  3. Ya sé que estáis los manitas y los "hombres de su casa", y os admiro. Yo lo intento con mi mejor voluntad, pero la carne, mi carne es mu débil.

    Un abrazo, muchachos.

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