sábado, 14 de septiembre de 2024

De Puente Genil a Lucena, de Loja a Benamejí...

Cada verano, desde que el mundo es mundo, los cargos sanitarios intermedios de la provincia de Córdoba (supongo también que los del resto de Andalucía) se las ven y se las desean para cuadrar sus respectivas plantillas médicas de cara a las vacaciones estivales. La conciliación de una adecuada asistencia sanitaria, por una parte, y el derecho al más que merecido descanso del personal, por otra, ha sido uno de los más arduos caballos de batalla de los respectivos directores en los distintos centros de salud. Y, gracias a esa labor impagable de ellos y al sentido del deber de los profesionales (la popular vocación, ya en desuso),  de mejor o peor manera siempre hasta ahora se ha logrado la cada vez más difícil cuadratura de un círculo muy complicado. Este verano, sin embargo, no ha podido ser. La cuerda se ha tensado tanto que ya no ha podido con el triple salto mortal. Al menos, es lo que yo conozco que ha sucedido en el Área Sur de nuestra provincia.

Desde Fernán-Núñez a Palenciana y de Puente Genil a Priego, muchos alcaldes y plataformas ciudadanas de otras tantas muchas localidades han salido a la palestra mediática para manifestar públicamente sus protestas más que justificadas por los drásticos recortes en la cobertura médica de los distintos centros de salud y ambulatorios. Personalmente, conozco de primera mano la situación en mi pueblo, donde sólo tenemos médico durante dos horas diarias de lunes a viernes. En Benamejí, nuestro vecino y donde residen el centro de salud y las urgencias, han pasado de tener cuatro consultas diarias a solamente una. El diario Córdoba, Cordópolis y otros medios digitales se han hecho eco de las protestas de alcaldes y ciudadanos de Cabra, Lucena, Priego, Montilla, Baena, Valenzuela, Nueva Carteya... La situación ha sido -y lo sigue siendo- tan caótica, que varios directores de centros de salud, peritos por costumbre en el manejo de la escasez, han dimitido al no poder gestionar tanta precariedad.

¿Por qué? ¿Por qué hemos llegado a tal situación? Quizás lo fácil sea achacar cualquier mal al político o al gobierno de turno. Y a lo mejor es así. No dispongo del conocimiento necesario para señalar a nadie en concreto. Es más, desde mi buena fe, quiero y deseo entender que los más de trescientos millones de euros que la Junta de Andalucía ha dispuesto para la sanidad privada tengan el ansiado objetivo de disminuir las nefastas listas de espera, tanto médicas como quirúrgicas. Y que el plan a medio y largo plazo no sea el de incentivar lo privado, una medida transitoria para salir del paso, sino planificar un futuro más halagüeño de lo público. Eso es lo que yo quiero creer. ¡Que soy un ingenuo y un papanatas? No digo que no. 

Pero, más allá de estos hechos y de la política sanitaria cortoplacista (y quizás intencionada) de la Junta, me gustaría poner en vuestro conocimiento una serie de datos objetivos que pueden, al menos parcialmente, dar explicación a lo que estamos viviendo en la actualidad. Veamos.

Cuando en abril de 1985 terminé el MIR había una enorme bolsa de médicos en paro. Sobrábamos médicos. Aquello ocasionó la llegada del númerus clausus en las facultades de medicina, la descompasada nota necesaria para entrar y luego una contención en el número de plazas de MIR. Había que equilibrar la balanza. Corriendo el siglo, la cosa se fue corrigiendo y hemos permanecido durante varias décadas en un equilibrio saludable y eficiente entre médicos que se jubilan y noveles que entran en pista. Y, como si de un péndulo se tratara, ahora nos hemos colocado en el otro extremo: nos faltan médicos. Y eso no es todo, sino que, además, no se están poniendo las herramientas para corregir tal déficit de médicos. Y no sólo eso: las distintas administraciones sanitarias y sus políticas rateras parecen empeñadas en disuadir a los médicos propios e invitarlos a su exilio.

A lo largo de los últimos diez años, 19.000 médicos y 8.000 enfermeros españoles han emigrado al extranjero.  En el año 2020, 474 médicos andaluces se fueron a trabajar a otras comunidades autónomas y 50, al extranjero. Por contra, unos 2000 médicos foráneos trabajan en Andalucía, la mayor parte de ellos sudamericanos con una formación inferior a la nuestra (datos del consejo andaluz del colegio de médicos de 2020).

En la actualidad, el 47% de los médicos andaluces tiene más de 55 años, es decir, no hacen guardias y se van a jubilar a lo largo de los próximos diez años. Las previsiones del número de MIR necesario para ir cubriendo esas bajas son de alrededor de 2.000 plazas anuales. Sin embargo, apenas se cubren 1.270 plazas. Cada año vamos sufriendo una pérdida de 730 plazas.

¿Por qué tantos médicos andaluces desdeñan ahora su tierra, otrora faro médico para toda España?  That´s the question.

Parece claro que en otros sitios el trato laboral y económico que reciben los médicos es bastante mejor que el que reciben en nuestra querida Andalucía. Y esto no es cosa de ahora, no, no es cosa de Moreno Bonilla ni del PP. Esto viene de lejos. Esto viene de 40 años de cortijo andaluz del PSOE. Y lo digo yo, más rojo que un tomate de Los Palacios. Ninguna política sanitaria andaluza, absolutamente ninguna, ha mirado por el personal sanitario. Ninguna. La gente de mi edad hemos sufrido guardias a diez euros la hora y sin libranza, enarbolado religiosamente la bandera de la vocación para paliar con ello las muchas deficiencias del sistema, "somos gente de vocación", y lo mismo puedo decir de las enfermeras que se han jartado de noches insufribles y de doblar turnos para no dejar en la estacada a ningún compañero. Y la gente de hoy que ya se conforma con unas guardias mejor pagadas y con libranza, ha tenido que soportar un trato no ya desdeñoso, sino indigno: contratos por días, incluso por horas. Lo digo con tristeza: los médicos andaluces hemos pasado del privilegio a un maltrato sistemático por la administración en los últimos diez o quince años. De otra manera no se explica tanto exilio médico ni tanta desbandada de médicos desde lo público a lo privado.

En el Área Sur de Córdoba, además, ha ocurrido este verano una circunstancia extraordinaria que ha agravado en mucho el déficit de fondo. Por el azar de un malhadado concurso de traslados, legítimo y merecido, pero muy a destiempo, ha resultado un déficit de 23 médicos que han solicitado otros destinos, sin ningún recambio disponible hasta que no salgan los nuevos MIR de este año. A esos 23 de menos hay que sumarles los que están de vacaciones (algunos han renunciado a ellas por vergüenza médica, que no torera) y los mayores de 55 años, exentos de guardias. Milagro de la Virgen del Socorro que no haya pasado nada irremediable. Que sepamos.

Ya va siendo hora de que la ciudadanía andaluza despierte y se dé cuenta de que no puede permitir perder ni un ápice de nuestra mejor prenda: la sanidad pública y todos sus sufridos protagonistas.

14 comentarios:

  1. Respuestas
    1. No sé quién eres, pero muchas gracias.

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    2. Muy claro quien no entiendo todo lo que dices super claro, que pena de sanidad y de educacion

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  2. No puedo más que solidarizarme con tu opinión. También hay que reeducar al usuario de la sanidad. He visto casos en urgencia que eran vergonzosos. Quizás se está entendiendo mal el derecho a la sanidad.

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    1. En efecto, estoy de acuerdo en el uso inadecuado de las urgencias que hace alguna gente. Pero es un efecto colateral que aceptamos. A fin de cuentas, nos guste o no, la urgencia la determina el paciente, no el médico. Un saludo.

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  3. Amigo José María: ni puedo estar más de acuerdo con tu acertado comentario, aséptico políticamente hablando y dando en el clavo con las razones. Quizás vaya siendo hora de abrir un poco la mano en las facultades de medicina, donde me parecen exageradas las exigencias para entrar y me huele un poco a corporativismo mal entendido.

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    1. Estoy de acuerdo. No viene a cuento tanta exigencia en la nota.

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  4. De aquellos polvos vinieron estos lodos.

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  5. Aquí se forman en una de las mejores facultades y otros paises disfrutan de sus conocimientos adquiridos.😡

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  6. Como lego en el tema poco tengo que decir.
    Un amigo estuvo explicándome hace unas semanas que las demandas de atención médica por parte de los usuarios, o sea pacientes, son exageradas y desequilibran la sanidad pública y la concertada, como en el caso de MUFACE (Sanitas y Adeslas), haciendo que los gastos médicos superen a los ingresos.
    Agradecería aclaración sobre este particular.
    Un abrazo, Fili

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    1. Claro, con mucho gusto. Muy poca gente va al médico por gusto o por fastidiar. Creo que la mayoría de las personas acuden al médico porque sienten un mal y tienen necesidad de consultarlo. Hay caraduras, por supuesto. Gente que hace mal uso de las urgencias por evitar demoras en la consulta reglada, desde luego que sí. Eso siempre va a ocurrir, pero nada de eso explica el tremendo deterioro en la asistencia sanitaria pública, que es lo que yo conozco. Cuanto más avances tecnológicos, más carestía. La medicina de hoy es exageradamente cara. Encima nos ha tocado vivir en una época en que casi todo se confía a las técnicas, a las pruebas. La gente sólo se fía de las "pruebas", mucho más que del juicio médico razonado. Y las pruebas son muy costosas. Y los médicos hemos caído en la trampa. Por no discutir y también por cubrirnos las espaldas, pedimos más pruebas de lo estrictamente adecuado. Somos muchos millones de criaturas en España pidiendo pruebas y recetas. Tanto, que uno piensa en los peores momentos que esto es un pozo sin fondo. La sanidad, tanto pública como privada, necesita una programación a medio largo plazo de previsión de recursos, tanto humanos como materiales, unos presupuestos acordes con tal previsión, un regreso a la historia clínica y al juicio clínico como parte fundamental del manejo, por encima de la dictadura de las pruebas y un consenso médico-paciente juicioso.

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  7. salud

    El SAS premia a los médicos por mandar menos pacientes al especialista
    Recomienda a los centros de salud pagar incentivos a los facultativos de familia que reduzcan un diez por ciento la derivació a especialistas
    --Y de esto que me dices?
    El leñero.

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    1. Es complicado. No creo que sea exactamente así. Desde mi punto de vista de especialista que soy, nos llegan bastantes pacientes con patologías muy banales que podr8an ser atendidos en primaria y no ocupar el sitio de otros con patologías más graves. Pero la presión que recibe el médico de cabecera tanto por la propia ciudadanía como de las direcciones de los centros es muy difícil de sobrellevar.

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  8. Gracias, Fili, comprendo mejor la situación al considerar las exigencias de pruebas por parte de pacientes y médicos, tal como lo explicas.
    La relación médico-paciente siempre me ha parecido necesaria en cualquier terapia. Yo mismo he relatado la impersonalidad con que me han atendido en una intoxicación.
    Gracias de nuevo.

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