Mis queridos Antonio y Victoria: Hoy, Domingo de Ramos, os supongo en el campo disfrutando de un día tan soleado y radiante. Y hoy mismo, Domingo de Ramos, a las seis de la tarde, yo os echo de menos. Me gustaría teneros a mi lado esta tarde tan festiva y bulliciosa aquí en Sevilla, quizás la más bullanguera del año.
He salido a la calle. Solo. Mi Meli y mi nieto Lucas partieron al mediodía hacia Antequera. La Peque está en el currelo -alguna cosa no hemos hecho bien del todo cuando una mujer como ella, a sus cincuenta y... muchos años, tiene que trabajar en un día como el de hoy-. En fin... He dejado a mi Pelusa dando teta a sus cachorritos y me he echado a la calle. "Voy a ver a La Estrella pasar por el puente de Triana" -he pensado para mí, total, está aquí mismo, desde mi casa oigo los tambores-. ¡Que te lo crees tú!
Tú, Antonio, ya conoces algo las calles próximas a la nuestra. He cortado por Pelay Correa, donde comimos el otro día. Abarrotá. He retrocedido por Luca de Tena para salir a la calle Betis. Petado todo de gente. Vuelta patrás. Lo he intentado por Pureza, he conseguido avanzar hasta casi, casi el Altozano. Pero a la altura de la pastelería Marujana me he quedado atrapado entre la muchedumbre. Y ya no me he vuelto sino que me he puesto a observar y analizar, eso que tanto te divierte a ti.
Ya te lo dije el otro día, Antonio. La Semana Santa tendrá todas las connotaciones religiosas, fundamentalistas, sectarias, tendenciosas, alienantes, iconólatras... que queramos. De acuerdo. Pero, para mi forma de ver, posee unas cualidades que también vale la pena resaltar. La primera que se me viene al pensamiento es que no es exclusivista, sino universal. En la calle hay cabida para todo quisqui que se arme de paciencia. Por contra, la famosa feria de Sevilla es muy exclusiva. Unida a ésta, otra cualidad sería la de intentar comprender la verdadera y sentida devoción de los creyentes. Otra de esas cualidades es la fiesta pura en la calle, lo puramente lúdico, algo que tanto gusta a los sevillanos en particular y a los andaluces en general. La tercera, sería la admiración del arte escultórico al aire libre, la salida a la calle de los Museos eclesiásticos. Y otra, la última y para mí la más importante, la emoción de contemplar un espectáculo de una estética global sin igual, difícilmente superable en cualquier teatro de alto cartel. La conjunción armoniosa de un arte escultórico ad hoc, la música acompasada, ahora suave y apagada, ahora fuerte y estridente, que lo mismo te amansa el alma que te retumba en el estómago, el colorido y virtuosismo del paso, el contraste con la sobriedad y oscuridad en las calles, el olor penetrante a azahar que todo lo impregna, el rumor apagado del bullicio... todo ello crea un ambiente y una estampa de un barroquismo tremendamente emotivo. Yo creo que eso precisamente, la estética emocional, es lo que nos cautiva a los andaluces. Y yo, defensor absoluto del laicismo, sigo fiel, sin embargo, a ese gusto popular.
A lo que vamos, queridos míos: lo que yo he visto esta tarde en el Altozano es lo más parecido a una boda de dimensiones estratosféricas. Sabéis cuánto disfruto en las bodas cuando asisto a ellas de puro espectador, sin pagar, vaya. Más que nada por la vista de tanta mujer joven y tan bien ataviada. Pues lo mismo. Con barba de dos días y con ropa corriente y mal averiguada -camisa de verano y pantalones de pana-, desentonaba en medio de un bullicio tan selecto. Me fijo, naturalmente, en las tías; los hombres -incluso los chaveas- van de traje azul marino riguroso. No he visto aún transparencias en los vestidos -lo que más me atrae-, pero sí escotes más que generosos, dadivosos, cachas de todo perímetro, cachas gordas que se rozan, cachas delgadas y de a kilómetro, cachas bien contorneadas y prietas, cachas que no acaban nunca, cachas de culos regordetes y bajos, cachas embutidas en seda, cachas de carne fresca...
Pero hasta el jamón cansa, dice el refrán. Después de media hora de pié y la Virgen sin pasar me he vuelto a mi casa para escribirles esta carta a mis amigos Antonio y Victoria y para todos vosotros. No es mi deseo, desde luego que no, trivializar los sentimientos religiosos de nadie. Mi respeto por los creyentes es máximo. Yo mismo, ateo confeso, me emociono contemplando el Nazareno de mi pueblo. Hay cosas tan metidas en la fibra última del Paleoencéfalo que no es posible erradicar. Pues muy bien que está.
Y termino con una sentencia del Molleto, (q.p.d), un hombretón basto de mi pueblo que en su día fue a Pedrera a ver si veía a la Virgen que por aquellas fechas se le aparecía a las gentes de bien. Cuando volvió, y preguntado por sus amigos en el bar del Mellizo, dijo: "Yo a la Virgen no la he visto, pero he visto un porte de nalgas... "
Esta tarde yo puedo decir lo mismo.
Mi querido amigo como ya hemos comentado en varias ocasiones en este asunto tenemos enfoques distintos y sobre todo emociones diferentes.
ResponderEliminarLa cualidad que tu llamas universalismo para mi es imposición de una, supuesta, mayoría al resto de los ciudadanos y lo único que tiene de universal es que la costeamos entre todos. Por centrarme solo en lo emocional, yo veo personas ancladas en un estadio primitivo de la evolución humana en el que prima la fe y la creencia sobre la razón y la ciencia, y eso me produce dolor.
Tambien veo una institución que instigó y cooperó con entusiasmo en poner en el poder a un regimen criminal que masacró a muchos españoles y nos sumió en el oscurantismo durante 40 años. Es una "monarquia autoritaria" en tiempos de democracia, misogina en tiempos de lucha por los derechos de la mujer, oscurantista en todo y especialmente en lo económico en tiempos que se pide transparencia, donde "su justicia" es una burla. En definitiva una organización que no debiera tener lugar en estos tiempos. En cuanto a la belleza de sus figuras y música, a mi me resultan esperpenticas y como bien dices con gran barroquismo que a mi me desagrada. En fin que las procesiones deberian ir por un "procesiodronomo" y que cada cofradia corriese con los gastos de sus desfiles, de sea manera quienes no participamos de esta farsa no nos sentiriamos agredidos y estafados. a ver si te quedan ganas de seguir dándome la lata con las dichosas procesiones. Un abrazo
Entiendo y comparto casi todo lo que dices. Pero hablas,claro está, del lado oscuro. Lado que yo también censuro. Aún así, desde la incongruencia inherente a todo ser humano, yo disfruto de toda esta puesta en escena.
EliminarEn cualquier caso, comprendo tu enfado. Ha sido una provocación por mi parte.
Un abrazo.
joer antonio q bien hablas y q bien escribes.con q sobriedad y clarividencia dices las cosas. Yo comparto absolutamente todo. Sinembargo la otra noche me emocione con el ritmo cadencioso casi insinuado de la marcha de un paso ,con la musica, y con el olor a azahar.Q le voy a hacer. Acepto mis incongruencias.
ResponderEliminarSera del neolitico o palencefalo o lo q sea.
Un besazo para ambos
Mis queridos amigos, de enfado nada de nada, a lo mejor por ser escrito puede dar esa impresion. Vosotros teneis para mi, y pienso que para muchos de nuestros amigos comunes, un umbral de enfado tan alto que pienso no teneis capacidad de provocarlo. Por cierto estoy en Almeria y para ver esas cosas naturales que tanto gustan al viejo verde no hay nada mejor que la playa. Hoy aqui se te hubiera caido la baba y sin agobios procesionales. Un abrazo y a seguir disfrutando de la estetica procesionaria vosotros que podeis,
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