miércoles, 4 de mayo de 2016

Decíamos ayer...

Decíamos ayer... que estoy saliendo del pozo. Lentamente, pero es que esto es así. Hace dos meses ya de la intervención y no ha habido incidencias de importancia desde entonces. Es poco tiempo. Los primeros tres meses son clave en la predicción de eventos futuros. Os parecerá que exagero y quizás sea así, pero yo necesito ganar confianza y seguridad. Y para ello nada mejor que el tiempo.

Y en eso me hallo, en pasar el tiempo. Reconozco que nunca había disfrutado de tanto tiempo libre ni de la liberación espiritual que significa la ausencia de obligaciones laborales, la ausencia de disciplina. Uno, que no ha hecho en su vida otra cosa que trabajar, madrugar, comerse el coco, comer a la carrera, estudiar... y volver a madrugar, se encuentra extrañamente contento por desocupación. Curiosamente, y contra pronóstico, no echo en falta el hospital ni a mis pacientes. Es algo que me ha sorprendido gratamente. Descubrir que hay vida más allá del hospital, que se puede vivir sin agobios y sin trabajo, que, incluso, se vive mejor así. Cierto que recibo correos lacrimosos que también a mí me hacen sorber para dentro, pero los pacientes entienden la situación y la aceptan. Es ley de vida, y alguna vez tenía que llegar nuestra separación. Por otra parte, Ester, la médico que me ha sustituido, es persona de garantía, muy bien formada y, sobre todo, cariñosa con ellos.

Pero también extraño la provisionalidad de mi situación. Tanto desde el punto de vista clínico como del laboral. No estoy seguro de si estoy curado o si sigo siendo un enfermo. No lo sé. Cuesta despojarse del rol. Ya os digo que hace falta más tiempo. Quizás cuando deje tanta pastilla me sienta un nuevo hombre, un hombre sano como antes. Puede ser. Por otra parte, no soy un jubilado sino un rebajado -como dicen en mi pueblo-. Estoy aún de baja laboral -mi primera baja en treinta y seis años de oficio-. Y me siento algo incómodo pensando que puedo ser un parásito del sistema, yo que tanto he desdeñado a los absentistas. En fin... La Peque me consuela piadosamente, claro, amontonando en mi conciencia merecimientos que ni yo mismo recordaba. Es muy de agradecer.

Sea como fuere, el caso es que os tengo abandonados. En este transitar en busca de la salud y de la estabilidad emocional y laboral no me siento hábil para contaros otras cosas. Y tampoco deseo ser un Jeremías, lamiéndose constantemente sus heridas.

Sé que lo comprendéis. Poco a poco iremos retomando el terreno.

Bueno, hasta más ver. 

6 comentarios:

  1. Dos meses día por día visitando el blog por si decías algo. Pensé en escribirte o llamarte por teléfono pero deseché la idea enseguida porque a los enfermos hay que dejarles su tiempo pera recuperarse de la enfermedad y del impacto emocional. Esa es mi experiencia de enfermo.
    Pero ahora que nos das noticias quiero que sientas la empatía y comprensión que tú mismo has dado siempre a tus pacientes. Y sigue "rebajado" todo el tiempo que te aconsejen tus doctores. No le estás robando a nadie. Es tu enfermedad, tu derecho y tu deber también. Me paaó lo mismo. Tenía prisa por volver y como volví antes de tiempo las pasé canutas unos meses. Así que no tengas prisa que a algunos nos parece que si no trabajamos duramente el mundo se va a parar.
    un fuerte abrazo
    Pepe Ramírez

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  2. Una grata noticia el sentirte de nuevo en estas líneas amigo José María, y verte decir que sigues adelante como los buenos guerreros, eso es otra satisfacción.
    Te comprendo cuando dices que has notado el cambio tan grande producido al dejar el hábito del trabajo, el ajetreo diario, pero es lo que nos toca.
    Desde el mismo día en que nacemos, el recorrido de todas las estaciones de la vida desde niños, en que empezamos a crecer por dentro y por fuera.
    Te animo a seguir en la brecha amigo José Mª, ahora ya no toca correr por la banda, ni comer mal a deshoras y aprisa estando mal dormidos, ahora toca sentarse un rato y agradecer todos los esfuerzos realizados en la vida sintiendo esa satisfacción.
    Agarrados a los afectos que tenemos.
    No somos diferentes al resto de la naturaleza que nos rodea, pero tenemos las criaturas la inmensa suerte de poder razonarlo y de sentir satisfacción de los logros y del trabajo realizado.
    Ahí le doy la razón a tu mujer.
    Somos peregrinos, no parásitos. Pues ya cotizamos lo nuestro mes a mes durante los años de trabajo.
    Anímate compañero.
    Y repasa el libro como hacemos muchos, de todo lo que has escrito a diario desde que te alcanza el recuerdo, verás como te aparecen las ganas de seguir haciendo en tu entorno muchas más cosas.
    Que se puede.
    Disculpa si me he extralimitado en los comentarios amigo Fili, pero ese sarampión ya lo hemos pasado y se por experiencia que detrás de los nubarrones existen los días de sol.
    Ánimo y cuenta con quienes te tenemos en estima.

    Un abrazo fuerte.
    Juan Martín.



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  3. Muchas gracias, muchachos, por vuestras palabras de ánimo.

    Pepe, yo no voy a regresar antes de tiempo. Tengo decidido jubilarme anticipadamente cuando el inspector me dé el alta. Mi ciclo de médico público ha concluido. Me siento muy liberado desde que tomé esta decisión. Me retiro satisfecho y sin nostalgia, orgulloso de la labor realizada y contento también por dejar sitio a la gente nueva.
    A Juan Martín le digo que sí, que echo la vista atrás y no encuentro sino motivos de satisfacción y de sentimientos de haber nacido privilegiado.

    Bueno, hasta pronto.

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  4. Después de más de 36 años cotizados y jubilarme, que liberizacion, me siento libre sobre todo de mente, mi trabajo menos importante que el tuyo pero si intenso ya me tenía -agobiado- por eso te apoyo en que te jubiles, ,como dices se adapta uno a todo,yo así lo he echo y estoy encantado, ánimo y a recuperar la salud que es lo importante, un abrazo amigo.

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  5. Que alegría me has dado al entrar en tu blog, como casi todos los días, y verte de nuevo por aquí. Recupérate del todo, jubílate que te alegraras, pero sigue deleitándonos con tus historias y vivencias. un muy fuerte abrazo.

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  6. Gracias chicos.
    Cuando veo el entusiasmo y el enganche que me tenéis se me hace muy duro no escribir a diario. Espero estar en breve a la altura que merecéis por vuestra devoción.
    Un abrazo.

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