La Pelu, mi perrita, vive al día. Creo que feliz y contenta de la familia que le ha tocado en suerte. Puede tirarse horas eternas en el sofá en una especie de letargo casi orgásmico, solo interrumpido para chupetearse el "toto" en cada cambio de postura. No sabe -ni le interesa- si hoy es Reyes o anteayer fue Navidad. Ajena a su cuna en una tienda de perros de Córdoba y despreocupada por completo de su fecha de caducidad, vive feliz la vida. Vive el presente. Interpreta como nadie su carpe diem perruno.
Pero nosotros, los humanos, tenemos algo llamado consciencia que nos habilita para vivir el presente con lo aprendido del pasado individual y ancestral, y con un proyecto de futuro. Sabemos que polvo fuimos y que en polvo nos convertiremos. Y en ese continuo temporal de nuestras vidas encuentran todo su sentido el pasado y el futuro. No es cierto que sólo exista el presente. No. No deberíamos, por tanto, enfatizar el manido Carpe Diem como un abanderado de nuestra conducta, como un modelo de vida. No vivimos solamente hoy. Hay también un mañana. Y hubo un ayer. Es un slogan falso y pernicioso ése del vivir el presente de una manera despreocupada y frenética. Además de que en su intención original por el poeta romano Horacio, Carpe Diem recomienda aprovechar el día. Que no es lo mismo.
Sin embargo, este paradigma de disfrutar el presente ha calado en mucha gente. Metámonos todos: hemos creado una sociedad superficial, un modus vivendi facilón y egocéntrico, en la que lo prioritario es el disfrute del momento sin mucha ponderación sobre las consecuencias que puedan derivarse de nuestros actos para nosotros mismos y para los demás. Porque tengo para mí que un uso desaforado del Carpe Diem, en unos, y una apelación inopinada e irresponsable a la libertad individual, en otros, han impulsado a muchas personas (jóvenes y no tan jóvenes) a desafiar distancias, recomendaciones, multas y perimetrajes con tal de disfrutar de la Navidad en familia. Y hoy, 8 de enero, infectada media España y salvada la Navidad, llega el tío Perico con las rebajas. ¡A buenas horas! ¿Qué parte del "Yo me quedo en casa" no hemos entendido?
Y así tenemos ahora el panorama: España entera invadida por el virus. Los hospitales, de nuevo, al límite. Los sanitarios agotados. Y la gente que aun no ha sido tocada por la calamidad, tan pancha, como si nada. Hay pueblos en Córdoba que se habían mantenido impolutos durante toda la pandemia: cero contagios. Y ahora, en la salida de Pascuas, encabezan el ranking de contagios. Muy posiblemente, paisanos desplazados desde otros confines para pasar las fiestas hayan dejado en las abarcas unos regalos envenenados.
Habrá quien siga apelando, pese a todo, a la libertad individual. Permitidme que me entristezca. La libertad individual de muchos va a llevar al crematorio a otros tantos. Y eso no es ético ni tolerable. ¿Y qué decir de la responsabilidad ciudadana? Pues más de lo mismo. Un centro comercial de Marbella atiborrado para ver a Kiko Rivera de Rey Melchor. ¡Te cagas las patas abajo! Fiestas y botellones ilegales por doquier... En la tarde-noche del cinco de enero, he presenciado una cola kilométrica de coches en Antequera para ir al Carrefour a ultimar las postreras compras de Reyes. ¡Demasiado misericordioso me parece el virus!
No me gustó nada lo ocurrido en Agosto, pero pude llegar a comprenderlo porque nos pilló casi de nuevas. Habíamos salido de un durísimo confinamiento, y la gente tenía necesidad de desahogo. Vale. Pero, ahora... Todos sabíamos que esto iba a ocurrir, pero hemos ido a lo nuestro, al Carpe Diem. Y el que venga detrás, que arree.
Nunca pude pensar que llegaría un día en que yo deseara que, por fin, acabara la Navidad.
Carpe Diem me parece a mí amigo José María, que solo es pan para hoy, que mañana no sabemos quien estará de pie.
ResponderEliminarY ahí estamos todo el mundo incluidos, eso si: A llamar enseguida la ambulancia en cuanto sube la fiebre.
Igual pasa con la montaña llena de nieve, que parece que se acaba el Mundo, hasta que pasa lo que pasa por el poco juicio.
Un abrazo amigo José María
Un abrazo, Juan
EliminarMuy bien José María , sabes que es mi lema de perfil de wassap pero yo lo veo en positivo.
ResponderEliminarEl pasado pasado es y el futuro está por llegar eso no te debe privar de vivir el presente con responsabilida(Carpe Diem).
Es la responsabilidad de vivir el presente el que te proyectará al futuro que inmediatamente será presente y vivirlo(Carpe Diem).
Los de los botellones, fiestas, G.almacenes etc en este momento es de irresponsable y eso no es vivir lo mejor del momento (Carpe Diem) que es quedarte y disfrutarlo en tu casa.
Hasta vacuna el Carpe Diem es disfrutar de casa y yo de mi huerto además.jajaja
Estamos de acuerdo.
EliminarJosé Maria, tu conoces el dicho de "el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". Lo doloroso es que gente como tú tengamos que estar siempre preocupados por la inactitud de la sociedad
ResponderEliminarCierto, Miguel. Mira cómo tu pueblo supo reaccionar cuando le llegó el lobo.
EliminarSon necesarios estos médicos, versos sueltos, para que nos coloquen en nuestro sitio, aunque algunos muchos no le hagan caso. Al menos nos conforman a los que intentamos seguir sus sabias directrices.
ResponderEliminarGracias, Juan. Esperemos ahora unos meses de tranquilidad, con ausencia de fiestas y la esperanza de la vacuna.
EliminarTe agradezco que sólo nos llames irresponsables a quienes opinamos diferente. Empiezo a acostumbrarme.
ResponderEliminar¡Qué asco las libertades y derechos democráticos! ¡Sin una buena tiranía de esta no salimos!
Lo que molan son las consultas médicas funcionando telefónicamente. Y que todos los pacientes acudan en tromba a urgencias hasta cuando les pica un grano del culo.
Lo que mola es que los trabajos de tantos pequeños negocios se vayan a la ruina y que los negociantes no puedan ni viajar.
También mola la mortalidad no evaluada de suicidios, gripe y cánder. Molan las depresiones ante el futuro incierto porque el carpe diem se ha vuelto merde diem.
En esta guerra contra la Humanidad, Señor, dame tolerancia, claridad y paciencia. Y a mis amigos de este canal, también.
Amigo Pedro: nada de eso mola. Claro que no. Nadie quiere esta calamidad. Nadie desea la ruina, la enfermedad ni la muerte. Todos quisiéramos que nada de esto hubiese sucedido. Y todos necesitamos tolerancia, responsabilidad y paciencia. Un abrazo.
ResponderEliminarSe me olvidaba: no llamo responsable a quien opina diferente. Tú sabes que no es así. Llamo irresponsable a quien solo se fija en su libertad y criterio individuales poniendo en riesgo la salud y la vida de otros.
ResponderEliminarAhí está la clave del asunto.
ResponderEliminarSi soy beligerante con tu tesis, (la misma que no para de escupir la TV), es porque me resulta intragable:
"Tenemos que sacrificar nuestra libertad personal por el bien colectivo para vencer al nuevo virus, siguiendo escrupulosamente los saludables "consejos" (imposiciones) de los mamones de turno".
¿Pero qué tiene que ver el virus con la libertad de expresión, con el sanísimo debate democrático?
Una cosa es guardar razonables medidas higiénicas y otra es imponer el Pensamiento Único y reducirnos a ratas de laboratorio.
Desde mi punto de vista, se nos está ninguneando, oprimiendo, y conduciendo a una verdadera crisis social... desde una bien planificada conspiración global, aprovechando una propaganda directa y subliminal alarmista y aterradoramente machacona, fomentando con ella el acobardamiento de la ciudadanía. No se permite contestación alguna, pero se reclama completa sumisión.
Dejad de ver la TV radicalmente una semana o dos y comprobaréis si tengo alguna razón o no.
"...que sabemos lo que queremos"
Libertad de pensamiento. Por supuesto. Pero conducta responsable para no perjudicar al prójimo. Eres libre y dueño de tus ideas. Y hasta te admiro por tu valentía al exponerte, si no fuera excesivo. Jajaja. Pero nuestros actos deben ser respetuosos con la salud de los demás. Incluso dudando ( o negando)su efectividad como es tu caso.
ResponderEliminar¡Estamos de buen año! Los lobos conducen el rebaño.
ResponderEliminarNos dan de dentelladas y enseguida nos dicen:
"Mira que sois quejicas, eso no ha sido nada".
Nos esterilizan con vacunas inmundas,
a los borregos viejos les dieron ya la tumba.
Un enemigo malo, alertan nos ataca,
que cerremos la boca, porque si no nos mata;
que no salgamos fuera, que el redil es seguro.
Pero estando encerrados no ganamos ni un duro.
La juventud se mustia, sus planes se postergan,
a los niños enseñan a respirar su mierda.
Los lobos gobernantes son duros e inhumanos,
a quien no se somete le devoran las manos.
Cuando se les reprocha que son malos hermanos,
raudos sacan las cruces de fervientes cristianos.
El pastor que los guía tiene planes señeros:
hacerse el puto amo de nuestro mundo entero.
¡Estamos de buen año! Los lobos conducen el rebaño.
Me gusta tu ingenio. Mira Pedro: no veo TV (sólo películas de Netflix o Prime). Sin embargo, veo a diario los listados de pacientes Covid que me envían por wassapt mis compañeros de medicina interna de mi hospital. El 15 de diciembre había 0 pacientes Covid en medicina interna. Hoy, son 21. Sólo en medicina interna. No cuento los ingresados en Respiratorio y en Infecciosas, ni en UCI.
EliminarEsa es la realidad que yo valoro. La cruda realidad, amigo Pedro.
Esa es la realidad que yo valoro. La cruda realidad----
ResponderEliminarBien resumido amigo Fili.
Esa realidad no la niego. Yo hablo de otra realidad peor, la del mal que se disfraza con pieles de cordero y busca lo que todos los fascismos y autoritarismos: nuestra esclavitud.
ResponderEliminar¿O es que el Covid es el Demonio y salta donde quiere y cuando quiere a su antojo? ¡Menudo diablillo esta hecho el muy cab...!
El Covid, creo que es un oportunista, como la gripe
La telefonía 5G la manejan personas y la proyectan en la atmósfera donde vivimos cuando quieren y como quieren.
El Covid, diseñado o no para conjuntarse con las radiaciones electromagnéticas (que desbordan ampliamente nuestra tolerancia a las mismas), aprovecha los desequilibrios que producen las radiaciones y se da un festín.
¿Por qué no desconectamos todas las antenas 5G y comprobamos qué pasa?
Estoy convencido que dicha medida sería mil veces más efectiva que todas las mascarillas y los confinamientos.
¡Dios mío, debo haberme vuelto loco!
¿Desconectar? ¡Pero si sólo hablar de ello ya es tabú!
Amigo Pedro: aun en el supuesto de que poseyeras el don de la verdad absoluta, no está en tus manos ni en las nuestras desconectar las antenas del 5G. Sin embargo, algo tan simple, sencillo, inocuo y eficaz como mantener distancias y usar mascarillas sí que lo está y, además, salva vidas. Piensa como quieras, pero actúa con responsabilidad. Ya está.
ResponderEliminarFili, todo eso lo hago como el que más, que no estoy loco.
ResponderEliminarLo que me sabe mal es que nos engañen, nos vendan a las grandes compañías y nos esterilicen. Y encima tengan el morro de censurarlo todo y condenarnos a la miseria para mayor gloria de Telefonías y Farmaceúticas, sin atender a investigadores y médicos por la Verdad. (A lo mejor es que no saben que existen, ni el 5G tampoco).
Y a propósito, ya sabemos que yo puedo estar equivocado: admitido.
Pero... ¿y si no lo estamos la minoria que no entiende este estado de cosas tan raras y sospechosas, donde todo es propaganda e histeria colectiva?
Bien, Pedro. Si la minoría de la conspiración estuviese en lo cierto: todos al carajo. Yo creo, sin embargo, que, pese a intereses espurios de diversos lobys financieros y la propaganda política, existen pruebas científicas más que suficientes para creer en la veracidad de esta pandemia como un fenómeno natural devastador, como tantos otros que ha habido y habrá a lo largo de la historia. Tengo fe, pero sobre todo tengo confianza en la Ciencia.
ResponderEliminarY no alcanzo a entender el provecho que pueda esperarse de una mentalidad negacionista. Bueno, un abrazo.
Te contesto porque eres dialogante.
ResponderEliminarAlgunas personas me han aconsejado dejar de explicar esta realidad que vivimos, cuya comprensión es rechazada por las creencias que una pervertida ciencia sociológica ha inculcado masivamente a la población.
Ni irresponsables, ni negacionistas. ¿Por qué tenéis que etiquetar a nadie?
Yo no estoy de acuerdo con tu opinión pero no te llamo negacionista de la mía.
Y no es una mentalidad, es una percepción más amplia y realista de la situación.
Repites el "creo en la Ciencia" como un mantra. Pero nunca asumes que la Ciencia es un instrumento que igual puede utilizarse para el bien que para el mal.
Ahora en serio: visiona el video que os propongo en la última entrada de mi blog y dejémonos de críticas, culpabilidades y quejas.
Llevamos discutiendo mucho tiempo sobre si son galgos o podencos. Las ideologías ya no sirven, las mentiras no se sostienen.
Y perdona que insista, cuando a lo mejor prefieres que te deje tranquilo.
Un abrazo.
No pasa nada, Pedro. Ya sabes que por lo general los españoles no escuchamos al contrario. En vez de intentar aprender de lo que nos dice, estamos preparando la respuesta. Semos así. Yo te llamo negacionista, y tú me llamas borrego. Bien. Yo digo: pensamiento libre, pero conducta responsable. Tú dices que tu conducta es procedente y respetuosa. Pues ya está. Piensa como quieras. Pero no pretendas convencernos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo de borrego lo borro, pero tan contumaz como yo en tus crencias sí me lo pareces.
ResponderEliminarGracias por liberarme de seguir intentando "convertiros".
El video del GERONTOCIDIO es muy duro, pero pensaba que serviría para que os pensarais mejor "las vacunaciones".
En cualquier caso, no hay nada más grande que actuar con libertad y responsabilidad. Mucha suerte.
Un abrazo.