domingo, 17 de enero de 2021

Cambio de estrategia?

Quienes seáis futboleros comprenderéis mejor que los demás lo que está pasando por mi mente estos últimos días. Así como a nosotros, aficionados al fútbol, nos pirra hacer de entrenador y corregirle alineaciones y estrategias al míster de turno cuando nuestro equipo va perdiendo, a mí, como médico que soy, me ha dado por enmendarle la plana al ministro Illa y a todos los consejeros de salud de nuestras autonomías en materia del plan de vacunación. Porque parece que el virus nos golea de manera escandalosa. 

Veréis, yo he sido alguien como médico clínico, pero ni puta idea de gestión ni mucho menos de política sanitaria. Y algunas nociones de epidemiología de tercero de carrera. O sea, muy poco. Con todo, y preocupado por cómo van las cosas, he hablado con mi amigo Pintor para proponerle la realización conjunta de una especie de protocolo alternativo al plan de vacunación oficial. Como si jugáramos a epidemiólogos. Repito que nada más lejos de mi ánimo que ser presuntuoso ni caer en el ridículo espantoso de creerme perito en la materia. Ni mucho menos. Simplemente, entrenar la mente, en estos días de tedio, en un ejercicio de imaginación positiva.

Mi propuesta es muy simple. Al virus le encanta que la gente se mueva de un lado a otro. Le gusta viajar y saltar de aquí para allá. Y conocer en la intimidad a personas distintas, y casas, bares, calles, ciudades, países diferentes. Y sabe que no puede hacerlo solo. Tiene que ir siempre colgado de alguien, de polizón. Necesita un vehículo humano. Tememos, con razón, que las nuevas cepas mutantes se vayan a extender por el mundo mundial. Y que no van a ser precisamente los ancianos de las residencias los responsables de su expansión. Porque dichos ancianos no se mueven. Ni esos ancianos ni otros que vivan tranquila y reposadamente en sus casas. Ni otros, menos ancianos, como vosotros y como yo, que, asustados y preocupados, procuramos cumplir las recomendaciones sanitarias. Vacunar a un anciano frágil supone protegerlo a él. De acuerdo. Muy bien que está. Sin embargo, esa vacuna en un individuo joven y activo protege a muchas otras personas, todas las de su entorno y su familia. En este punto, me vais a permitir la licencia piadosa de creer que las personas vacunadas no pueden contagiar, cosa que aún no ha dado tiempo a comprobar. Abrazo con la fe de un monje oblato la hipótesis plausible de que a lo más que llegaría sería a transmitir la infección, que no la enfermedad. Infección silente sin enfermedad nos traerán de la mano la inmunidad de grupo o de rebaño. Tampoco conocemos del todo la respuesta inmunitaria de la vacuna en los ancianos, puesto que ellos no han estado representados en la fase de experimentación humana. Y es muy probable que la mejor manera de protegerlos fuese la aniquilación del virus mediante la vacunación masiva de los portadores potenciales más prevalentes: la población activa.  

Por tanto, y simplificando: la primera tanda para la gente entre los dieciocho y los sesenta años. Estos son los que contraen el virus y luego lo transmiten. El virus no se cuela por las ventanas de las residencias de ancianos, lo llevan encima los trabajadores y los familiares. Vacunando masivamente a esta franja de población protegemos a los demás, ancianos incluidos, claro está. Vacunando a esta gente activa protegeríamos a los sanitarios y los hospitales y adelantaríamos en la apertura de negocios, hoteles, vuelos... Y llegaría antes la tan ansiada normalidad. Eso creo.

Vuelvo a reconocer que parece que estuviera jugando yo a ser entrenador de fútbol, a convertirme de pronto en epidemiólogo experto, y, sin embargo, con toda seguridad se me escapan muchos detalles. Lo que propongo sería factible si, en efecto, contásemos ya con tantísimas dosis de vacunas necesarias para este plan. Cosa que no es así. Y comprendo que ahora, la prioridad se haya puesto en la protección "inmediata" de la población más vulnerable. Y también creo que en el ánimo de nuestros dirigentes en esta campaña de vacunación pesa mucho el sentimiento de "deuda" que hemos adquirido para con nuestros ancianos por todo lo que han dado a nuestra sociedad actual y por tanto sufrimiento como están padeciendo en esta maldita pandemia. Todo ello es muy comprensible.

De manera que la cosa seguirá tal cual. Y nos nos queda otra que volver a apelar a la responsabilidad individual del cumplimiento de las normas hasta que se despeje el temporal.

17 comentarios:

  1. Y si se hiciera un estudio multidisciplinar y los psicólogos y los expertos en valores (axiólogos) aportaran sus puntos de vista veríamos que los que dijeron que había que salvar el verano y luego la Navidad, los que encendieron las luces antes de Navidad y los que dijeron que los madrileños merecían disfrutar de tomarse unas cañitas, todos esos manipulaba psicológica ente hacia el consumo, es decir, hacia el contagio y trastocaban la jerarquía de los valores banalizando el valor de la vida frente a la economía. Etc.
    Qué buen vasallo si hubiese buen señor.

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    1. Es cierto. Sabían que esto iba a pasar. Han salvado la Navidad y llenado los hospitales.

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  2. Tienes mucha razón. Y es un buen planteamiento. Pero miremos que si yo, 68 años, estoy vacunado y con una fe ciega en la ciencia, estoy totalmente inmunizado, ya pueden venir esos insconcientes de las fiestas más o menos clandestinas,que a mí no me van a contagiar. Así que hay esos dos planteamientos y a mí me gusta más el mío, pues estoy deseando entrar en mi grupo de edad y que me vacunen. Estaré bastante más tranquilo.

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    1. A ti, no. Pero se contagian entre ellos y contagian a sus padres y abuelos, y llenan los hospitales. La vacunación masiva en jóvenes y personas activas protege mas y mejor a la sociedad en su conjunto que la de los ancianos. Creo.

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  3. José María estoy de acuerdo en lo del polizón, desde mi ignorancia hablo. Que si ya me han vacunado, pues que igual lo engancho en el autobús, y allí donde toco lo voy dejando.
    Aunque yo tenga anticuerpos sigo siendo transmisor. El virus no debe poder viajar a ninguna parte, para mí es la primera opción con la mascarilla y el desinfectante que no necesita pinchazos, ni frigoríficos, y la más barata.
    Un fuerte abrazo

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  4. En principio, si tienes anticuerpos no transmites el virus porque tu organismo no lo acepta y no se multiplica en ti. Lo de la transmisión por contacto con objetos (dinero, barandilla, periódico...) no es algo relevante. Yo no lo creo. Un abrazo.

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  5. Tu planteamiento parece razonable y así parece que lo están haciendo en Corea del Sur desde hace algún tiempo según algunas noticias. De todas formas la epidemia que sufrimos de políticos con falta de miras, cuya filosofía es pan pa hoy y hambre pa mañana tiene... eso. Para que se le va a pedir responsabilidad a esos grupos de jóvenes que hacen lo que les da la gana, a esos, no a otros que son conscientes y se preocupan por su familia y por los demás, si también ha faltado una politica educativa sensata. Haría falta conscierciarlos tocándole a la cuenta corriente de sus progenitores cuando fueran cogidos con los pies fuera del plato, en lo que yo puedo observar en nuestras calles y plazas siguen campando a sus anchas

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    1. Si hubiese vacunas suficientes tenemos medios logísticos para amplificar la respuesta. Y poder vacunar a la mayor parte de la población en 6 meses

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  6. Fili, estás flipado. No es un insulto, te lo digo con cariño.

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  7. Es posible Fili, te lo he puesto en bandeja.
    Lo que si estoy es muy quemado porque están vacunando a mis familiares a traición. Ni siquiera les respetan la presunción de inocencia.
    Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé!
    ¡Señor, llévame pronto! o ¡que pase de mí este cáliz!

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  8. ¿No tienen suficientes conejillos de indias para su experimentación, con los numerosos voluntarios-creyentes como tú?
    ¿Por qué tanto abuso y violación de derechos humanos?
    ¿Se reedita el Nazismo a nivel global y pretendes que no refunfuñe?
    ¡Señor, si no me llevas pronto, quémame los ojos para que no siga viendo tanta m.!

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  9. Pues sigue... Pero ¿acaso consigues algo para ti mismo o para los demás con tan lícita como incomprensible rebeldía?

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  10. Parece ser que no.
    ¿Entonces?
    ¡A remar y callar!

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  11. A remar, cantando y contagiando alegría. Un abrazo.

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  12. ¡Quién pudiera, como tú, crer que Jehová nos salvará!
    Entonces, hasta yo cantaría también sus alabanzas sin desafinar, unido al coro de los justos, como en las misas cantadas del seminario.

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