En estos momentos en que todos andamos tan afligidos, en estos días de duelos y quebrantos, de salarios diezmados, de primas y demás familia en riesgo, de Bankia y de bancos cuyo único lema parece ser el de trinca el dinero y corre, de políticos embusteros y mediocres, resulta que yo, inocente donde los haya, estoy contento. Siempre a contracorriente, es mi sino. Algo, una noticia inesperada, me ha sacado de mi melancolía.
Bien pudiera haber sido que a mi Meli, al fin, le hubiera llegado un telegrama de la cigüeña, bueno, no ha sido éso, esta hija mía es muy calmosa para estas cosas ¡qué le vamos a hacer!, pero ya llegará. Ojalá hubiera sido que Mariano y Alfredo, tan conocidos para todo el mundo por méritos propios, hubiesen llegado al acuerdo de mandar a Ángela a tomar... pepinos de aquéllos infectados. O quizás, y más difícil todavía, que en mi hospital no va a haber más nunca ningún paciente esperando cama durante dos días. Pero no, no ha sido nada de eso.
Anteayer me enteré, casi por casualidad, que tengo un asesor personal para mis graves y serios asuntos relacionados con mi telefonía móvil. Miento, no uno, dos. Dos asesores. ¡Toma ya! Uno de Orange y otro de Movistar. El uno, un señor, el otro, una señorita. Y yo sin saberlo. Llevo seis años con ellos, con uno la línea fija, con la otra, la móvil. O es al revés, no lo sé. Pero no tenía conocimiento de tal cosa, oye.
Han hecho que, por unos momentos tontos, me haya sentido importante, dos personas que, sin conocerme de nada, y sin interés ninguno, se ocupan, se preocupan de mis asuntos. Y todo por la simpleza de haber realizado algo que se llama portabilidad y que, por lo visto, sienta muy mal en según qué compañía sea la perjudicada. Calma señor, tranquilidad señorita, que mi consumo es solo de treinta euros, que no se van ustedes a arruinar, que es que no les vale la pena disputar mi afección.
Ninguna noticia en seis años.Y ahora recibo no sé cuántas llamadas perdidas ni cuántos mensajes de texto en un solo día. Cada vez van mejorando la oferta, "oiga que nosotros tenemos tropecientos cincuenta megas más, sí, pero nosotros (los otros) no le exigimos compromiso de permanencia, bueno, pero nosotros, ahora, para que usted no se lo piense más, le bajamos la tarifa a seis céntimos por minuto. Y nosotros le regalamos, gratis del todo, un Samsung Galaxy de última generación..." Y pienso que si yo tuviera otra condición les regatearía hasta dejarlos secos, que se coman entre ellos. Como Agustín, éste sí que no se anda con tonterías, un litigante nato de mucho cuidado. La competencia sirve para ésto, para beneficiar al cliente, dice. Y luego me llaman a mí rácano.
Y no se me ocurre otra cosa, a mí que tan duramente he sido castigado por el destino en mi inspiración empresarial, (les Lutiers dixent) que reprobarles su conducta hacia los clientes. Uno, bien intencionado, cree que sería mucho mas beneficioso y ético que la operadora donde pagas te ofreciera de forma periódica, y en función de tu antigüedad, mejoras de sus servicios y de sus precios para mantener tu fidelidad, en vez de tirar la casa por la ventana solo cuando sienten la amenaza de perderte.
-Mire usted señorita Elvira, mi decisión ya está tomada, no me llame más, por favor. Pero, si me lo permite, me gustaría hacerle una sugerencia.
-Dígame, señor.
-Brevemente: aún mantengo con ustedes otro número, el terminado en 45, el teléfono de mi mujer, ¿vale?
-Sí, en efecto, aquí lo estoy comprobando.
-Bueno, pues yo digo que a lo mejor ustedes pueden ofrecerme para ese número toda la ganga a que están dispuestos para el otro, antes de que venga la otra compañía y los deje a ustedes en blanco, ¿no le parece?
-Lo entiendo señor, pero no es ésa la política de la empresa. Solo ofrecemos mejoras ante el aviso de portabilidad.
¿Tiene bemoles la cosa o no?
Y no se me ocurre otra cosa, a mí que tan duramente he sido castigado por el destino en mi inspiración empresarial, (les Lutiers dixent) que reprobarles su conducta hacia los clientes. Uno, bien intencionado, cree que sería mucho mas beneficioso y ético que la operadora donde pagas te ofreciera de forma periódica, y en función de tu antigüedad, mejoras de sus servicios y de sus precios para mantener tu fidelidad, en vez de tirar la casa por la ventana solo cuando sienten la amenaza de perderte.
-Mire usted señorita Elvira, mi decisión ya está tomada, no me llame más, por favor. Pero, si me lo permite, me gustaría hacerle una sugerencia.
-Dígame, señor.
-Brevemente: aún mantengo con ustedes otro número, el terminado en 45, el teléfono de mi mujer, ¿vale?
-Sí, en efecto, aquí lo estoy comprobando.
-Bueno, pues yo digo que a lo mejor ustedes pueden ofrecerme para ese número toda la ganga a que están dispuestos para el otro, antes de que venga la otra compañía y los deje a ustedes en blanco, ¿no le parece?
-Lo entiendo señor, pero no es ésa la política de la empresa. Solo ofrecemos mejoras ante el aviso de portabilidad.
¿Tiene bemoles la cosa o no?
En fin, queridos, ya lo sabemos, no nos quieren por nosotros mismos. El interés puñetero...
Bueno, mi querido y admirado maestro por lo que veo vas introduciendo en tus comentarios la critica a nuestros "queridos" y nefastos gobernantes y especuladores banqueros. Lo haces muy bien y nos transmites ejemplaridad, ironia y humor en tus historias.Son entrañables porque son parte de tu vida. Me gustan. Un abrazo
ResponderEliminarAntonio