-Perdona, José María -me interpela Tere, la recepcionista del club-. No sé si no te has dado cuenta...
Y ante mi cara de desubicado por no tener ni idea de lo que quería indicarme va y me suelta:
-Es que no vienes de etiqueta. -Y yo, creyendo que me estaba vacilando:
-¿Acaso tengo que venir con traje y pajarita?
-No, en serio, hay una etiqueta de verano para jugar al golf. Debes venir con un polo, no con la camiseta que traes.
¿Os dais cuenta? Estas son las pamplinas que me complican la vida sin necesidad. Menuda tontería!!! A uno, en esta tesitura, lo primero que se le viene a la boca es una bordería, pero uno ha estudiado en un colegio de curas, en fin, que tiene un nivelito.
-¿Ah, sí? Pues es que no tenía ni idea de tal cosa. La próxima vez, mi polito. ¿Algún color concreto? -Y me dedica una sonrisa no sé si simpática o desdeñosa.
¡Hay que joerse!!! Hasta ahora, en invierno y lo que llevamos de primavera, he ido a jugar con ropa corriente de calle y con unos botines deportivos que lo mismo me sirven para una boda que para subir al Torcal. Y tan requetebien. Por eso me ha sorprendido tanto esta admonición.
Los que me conocéis, y yo mismo, intuíamos que este ecosistema "pijo" -el mundillo del golf- algún día se me podría atragantar. Pero según iba pasando el tiempo me he ido encontrando la mar de a gusto. Juego solo o con Diego. En alguna ocasión he formado equipo con otra gente, gente corriente, alguna vez con chicas, mucho más divertido, claro está. Un inglés mayor que vive en Mollina me ha echado los tejos varias veces para que juegue con él... En fin, que muy bien. Y los guiris -dicho sea de paso- van mucho más desastrosos de ropaje que yo. Por todo ello, me ha sorprendido mucho la tontería esta de la etiqueta.
Bueno... Tampoco pasa nada. ¡Será por polos!... Hoy mismo he ido a jugar y me he pavoneado delante de esta mujer con un calzón corto raído, pero con el polito más llamativo que tengo, el que me pongo cada 15 de agosto en mi pueblo para la procesión de la Virgen del Carmen. ¡Toma ya!!! ¡Ahora vas y lo cascas por ahí! Delante de mí, un trío de ingleses barrigones han entretenido el juego más de la cuenta con sus chistes, sus risotadas y su farfulleo ininteligible. Como manda el protocolo, amablemente me han ofrecido adelantarlos, pero yo he rehusado. En la espera, rastreando por la greñura de los bordes, he cosechado un buen manojito de espárragos. Para que luego diga la Peque que no soy un tío apañao.
Ya lo dice el refrán: escarba en las manos de cualquier rustico andaluz y encontrarás un gentleman.
ResponderEliminarPara etiquetas estoy yo..
ResponderEliminarA los pijos les han educado para llevar uniformes de marca y no desentonar, a los seminaristas para creernos especiales y moralmente superiores.
ResponderEliminarLa vida social no sólo exige que nos duchemos como mínimo una vez a la semana; a veces tenemos que vestir el traje que se nos muere de tristeza en el armario. Tampoco es tan terrible y salimos mejor en las fotos.
Por disfrutar del golf como tú me pondría hasta corbata.
Jajjaja. Pese a mi crítica, me lo tomo con desenfado. Lo paso tan bien que entro por todas. Hasta el momento.
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