domingo, 27 de diciembre de 2020

Día V (De vacuna)

Será un día para la historia. Araceli, una anciana de 96 añitos, ha sido la primera en España. Como cualquiera de nuestras abuelas antiguas, lo primero que ha hecho, antes del pinchazo, ha sido santiguarse. Entrañable. ¡Qué poquita vida le queda a ese gesto tan nuestro! Creo que los católicos practicantes sólo lo hacen al comenzar la misa. Antes, era una práctica bastante común cuando alguien se disponía a acometer algún asunto de cuidado. Bueno, y hasta para iniciar una actividad tan rutinaria como comer la familia en torno a una mesa. ¡Qué velocidad de vida! Me entristece ver la pérdida de esas sustancias con las que uno se ha criado. Como el "Ave María Purísima", al entrar en las casas. O, mejor aun, como aquella jaculatoria con que nuestras madres nos mudaban la camiseta: "bendita sea tu pureza/ y eternamente lo sea/ pues todo un Dios se recrea/ en tan graciosa belleza/ a ti, celestial princesa..." Uno será muy ateo, pero sigue teniendo su corazoncito.

Pero hoy es día de alegría. Es el principio del fin, ha dicho nuestro ministro Illa. Y yo, sinceramente, lo creo así. A mi hermano el chico, médico internista en el hospital de El Ejido, lo han llamado hoy mismo, domingo, para que acuda a vacunarse. Estando de vacaciones en Palenciana, se ha desplazado doscientos y pico de kilómetros sólo para eso, para vacunarse. Podría haber esperado al miércoles que reanuda el trabajo. Pues, no. Hoy. Y, a instancias mías, ha preguntado al responsable del centro de vacunación si podría acompañarlo, también para recibir el consiguiente pinchazo, un hermano suyo, médico jubilado, que presenta algunos factores de riesgo y, además, es muy cagao. Por ver si colaba. No ha podido ser. Las dosis vienen contadas. No he querido, yo mismo, que insistiera alegando que seguramente habrá dosis sobrantes por ausencia voluntaria o involuntaria de algunos profesionales. No he querido tensar esa cuerda en unos momentos tan iniciales y comprometidos para todos los responsables. Pero ahí queda mi intención clara de ser de los primeros. Soy asustadizo y pusilánime para cualquier asunto de salud. Incluso, pelín hipocondriaco. Y, sin embargo..., para la vacuna, el primero, si me dejaran.

Pudiera mi actitud tan confiada parecer irresponsable habida cuenta de que no estoy en posesión de todos los detalles técnicos de la vacuna. Y más aún siendo médico y actuando con tanta efusión proselitista sobre ella. Es verdad..., a medias. A grandes rasgos, conozco el procedimiento y los pasos seguidos hasta su aprobación. Pero, sobre todo, confío en el esfuerzo tan extraordinario que la Ciencia ha desarrollado en estos meses de pandemia. En nuestro oficio de médicos no sería posible la práctica clínica sin confiar en los conocimientos nuevos que la investigación va generando. No a ciegas, desde luego, sino comprobando la adecuación de tales conocimientos al método científico. Nunca antes habíamos conocido una simbiosis tan perfecta entre países, gobiernos, centros de investigación, empresas privadas..., hasta lobys financieros en pos de un objetivo prioritario y común: la vacuna. Nunca antes ha habido tanta inversión dineraria pública y privada en un proyecto sanitario. Nunca antes, tan pertinaz búsqueda de la gloria del premio. No dudo que también del negocio redondo. De llevarse "El Gordo". Vale. Pero una cosa no quita la otra. Nunca antes..., quizás porque nunca antes habíamos conocido en el mundo desarrollado una plaga como la presente. Es triste, ahora que nos paramos a pensarlo, que la otra plaga, aun más devastadora que la pandemia, el hambre en el tercer mundo, necesite de muchísima menos inversión financiera para erradicarla, y, sin embargo, no se ponga la mitad del empeño que se ha puesto en la consecución de esta vacuna. Acaso esa inversión no proporcione tan buenos dividendos. Lástima. Pero ésa es otra historia en la que no me siento capaz de ahondar.

Ya la tenemos. Los optimistas, la propia creadora de la vacuna de Pfizer, creen que para el verano próximo la vida será parecida a la de antes. Ojalá. Me conformo con que lo sea a lo largo de todo el año. Y ojalá, también, que el deseado éxito de la vacuna lograra desarmar a los negacionistas de su argumentario de conspiración. Será difícil, pero constituiría, sin duda, un primer paso de muy gran alcance y calado. Después de una gestación de nueve meses largos y terribles de miedo, aislamiento social, heroicidades épicas de sanitarios, desempeño ejemplar de empleados públicos y privados para la subsistencia, crispación política, división ciudadana, incertidumbre, sufrimiento y muerte, la Ciencia ha alumbrado un hijo, bueno..., una hija que, coincidiendo con la natividad de nuestro Señor, pretende también como Él, salvar al mundo de sus miserias.

Que así sea.  



 

8 comentarios:

  1. Reflexiones interesantes como siempre. Y como no íbamos a confiar en la vacuna avalada por la ciencia con tanta unanimidad? Confiabamos antes en los milagros que no tienen ninguna fiabilidad científica. Sería necio no hacerlo pues. Lo que no tengo tan claro es que esto sea el principio del fin... Aquí las multinacionales farmacéuticas y otrsd han cogido un buen filón y no van a soltarlo tan fácilmente. Ya buscarán artimañas para que la teta no se agote

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por desgracia, las multinacionales no necesitan artimañas. la propia naturaleza y nosotros mismos se las proporcionamos. De momento, la enfermedad y los desastres naturales (y artificiales) son consustanciales a nuestra vida.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Un amigo, que tampoco confía en las vacunas, y menos en las de ARN, después de informarse lo mejor posible, me dijo que a quienes, como tú, la fe en "la vacuna" les ciega, les recomienda que se pongan las vacunas inglesas, cuya elaboración y componentes son más considerados y tradicionales, en suma, menos peligrosos.
    Transmito esto para que lo investiguéis como él, o al menos lo tengáis en cuenta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, amigo Pedro, pero, como comprenderás, no me voy a ir a pincharme a la "pérfida Albión" teniendo tan a la mano mi hospital en Antequera. Jajaja.

      Eliminar
  3. La vacuna inglesa me chivan que se llama "Osford" y que ha pasado las pruebas con animales.

    ResponderEliminar
  4. Vale, Oxford, que el inglés no se me da bien. De laboratorios Oxford.

    ResponderEliminar