sábado, 12 de septiembre de 2020

Los Cívicos

Tengo para mí que la afición por las letras me viene de mi herencia Cívica (o Soriana, quién sabe). Mucha gente cree que por médico soy de Ciencias, cuando la verdad es que entré en medicina desde el bachiller de Letras. En mis tiempos se podía. Dejando a mi abuelo Manolo que, él solo, merece un capítulo aparte, muchos de mis parientes Cívicos, actuales o antepasados, son o han sido personas de vocación literaria. Valgan como exponentes mi prima Socorrito, primera chica del pueblo que estudió bachiller y se hizo maestra, o mi primo Manuel García, cronista oficial de mi pueblo, y que tiene en su haber muchas publicaciones y libros sobre la historia, usos y costumbres de Palenciana. Y, en fin, mi primo Francisco, hombre malhadado, que de haber tenido en su día la oportunidad de una formación académica como la que yo tuve, sería hoy un escritor de primer nivel, una autoridad en flamencología. Y todo esto, por referirme a mis parientes más rozados por edad. Hay en el pueblo cantidad de Cívicos jóvenes a quienes solo conozco por facebook, y otros residentes en Córdoba, Málaga o Tarragona que desarrollarán, algunos de ellos, su talento literario o artístico. Al tiempo.

El caso es que conforme me hago mayor, más creo parecerme a mi padre, o acaso sea un deseo más que una realidad. Siempre he admirado la capacidad de mi padre para acometer las cosas, su valentía (menos para los negocios, que era un negado), su genio, sus ganas, su buen corazón, su afición por los hijos y, luego, por los nietos... Su forma de ser. Y me gustaría parecerme a él en todo. Pero la evidencia está ahí: soy más Cívico. Mi cuerpo alto y desgarbado, y mi nariz me delatan a las claras como heredero de Manolo "Pirilillo", mi abuelo materno. Así como mi mayor querencia por los estudios y la cultura que por el trabajo duro del campo, algo tan propio de los Rivera. Podríamos asumir que, en general, lo Cívico tiende más a lo intelectual, y lo Rivera, a lo material, al trabajo y al campo. Cívico arrastra un origen judío converso, mientras que Rivera posee un noble abolengo aragonés y napolitano. Mi hermana Josefa y mi Juan son Riveras y caobas, para más inri; los demás somos mezclados tirando más para pirilillos. Tengo una cierta envidia sana de mi hermano Manolo que, a mi entender, posee un equilibrio genético de ambos linajes: es tan capaz, trabajador y bueno de corazón como mi padre (y también acetilador rápido, como buen Rivera, digámoslo todo), pero tiene las hechuras físicas de nuestro tío abuelo Santiago Cívico, "El Grande".

"Eres un Cívico legítimo" -me interpela hace unos días por teléfono mi pariente el cronista oficial del pueblo. "¿Y eso?" -le pregunto. "Pues porque te pasa algo muy parecido a lo de tu tío abuelo Domingo Cívico". "Pero si yo a ese hombre ni siquiera he llegado a conocerlo"... -le digo extrañado por la comparación. Y me explica que Domingo era una persona de un talento extraordinario, un fuera de serie para su tiempo. El ojito derecho de sus hermanas Gregoria y Natividad, por su zalamería y buen gusto. Sin estudios, se fue a Madrid en la post guerra a buscarse la vida, y volvió ¡¡¡de vacaciones!!! dos años más tarde siendo el gerente de Mahou para Córdoba y provincia. Prosperó en la capital del reino hasta el punto de ser, quizás, el segundo hombre del pueblo, después de don José Carreira Ramírez, que se paseaba en coche por nuestras calles. "Pero como buen Cívico -me dice- no fue capaz de mantenerse en la cresta, no puso la guinda. Se dio al vicio y se echó a perder".
-Oye, ¿Y por qué me comparas con él, con lo decente y formalito que yo soy?
-Jajaja -se ríe el muy cachondo-. No hombre: te comparo con él porque me da pena de leerte lo bien que escribes, y que no seas capaz de ponerte en serio con una novela en condiciones o un libro de ensayo, con todo lo que sabes y atesoras.
-Ya, es eso... Es que lo mío es el relato corto. No me veo capaz de otra cosa.
-Pamplinas. Lo que pasa es que en el fondo eres un vago. Te apetece más recrearte en tus vivencias y recuerdos que ponerte a investigar y a documentarte en historias. Cívico genuino. Fíjate lo que podrías escribir, si te lo propusieras, de tu seminario o de los Carreiras y La Capilla. Pero, claro, eso exige esfuerzo, horas de búsqueda en archivos municipales, bibliotecas... Y no quieres, eso es todo.
Es curioso, debe ser verdad, porque es exactamente lo mismo que me critica la Peque. Mi pereza. 

Santiago, Manolo, Domingo, Gregoria y Natividad. Mis ancestros Cívicos y Sorianos.

¡Bienaventurado  aquel que a los suyos se parece!

6 comentarios:

  1. Querido amigo, Coincido con tu pariente el cronista. Deberías ponerte a trabajar en un ensayo o novela con anecdotario biográfico. Vamos una biografía novelada que seguro te sale bastante bien. Por cierto serás flojo en el momento de decidirte pero cuando te pones a la tarea no conozco a nadie más disciplinado y concienzudo. Así que a ponerse.
    Lo de acetilador rápido de tu Manolo lo tienes que aclarar para el personal ajeno al funcionamiento hepático.
    Un abrazo y seguiremos informándonos de la saga familiar a través de tus relatos.

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    1. Jajaja. Sí, es verdad. Pero tú sabes bien lo que me pasa. La jubilación me ha liberado de presiones externas e internas. Toda mi vida amarrado por obligaciones asistenciales, ahora que puedo intento hacer lo que me gusta y quiero, libre de amarras. Desde luego que dispongo de material acumulado más que suficiente para un ensayo sobre cómo hemos vivido tú y yo nuestro oficio. Y no lo descarto. Pero sin prisas, como dice el Sabina, que el cura que me dé la extremaunción no es todavía monaguillo. Un abrazo.

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  2. Coincido que deberías pasara algo más sustancioso, sin abandonar tus escritos. No es necesario.
    No dudo de tu influencia de Cívico pero dudo de mucho parecido a tu tío abuelo no te veo tirándose al vicio y echándote a perder

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  3. Jajaja. No. No me echaré a perder. Ni me haré representante de Mahou. Eso, mi Manolo.

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  4. A mí me dicen lo mismo mis familiares: que escriba una novela... y luego apenas leen la saga familiar y personal que he escrito en forma de libro de memorias.
    Supongo que si me lo ponen fácil publicaría el memorial "Mariposas de un sueño fugaz" y otro libro de relatos y poesías.

    Da pereza, pero además falta inspiración, locura, ímpetu.

    La humanidad no merece que perpetre un churro desustanciado cuando hay tantísimos buenos libros en las estanterias o en los medios digitales.

    El tiempo en que venían historias a mi mente mientras transitaba Alicante de punta a punta absorto en las novelas que se desarrollaban del tirón en mi perola, ya pasó.
    Me pregunto si no eran excrecencias de tanta novela que leía.

    En tu caso, una selección de tus mejores relatos, me parece una posibilidad muy aceptable para publicar un libro... y ver qué pasa luego.

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