Pero no desvariemos tanto con el gobierno. Que tiene su parte, por supuesto. Mucha parte en este desastre colectivo. El gobierno y la oposición, que se han dedicado a pelearse entre ellos en lugar de remar todos juntos.
Cierto, el gobierno parece inerme y desubicado; parapetado en su delegación en las Comunidades, ha perdido el control del mando y llegado muy tarde a casi todas sus decisiones restrictivas. Echamos en falta una mayor cobertura y eficacia en los rastreos, y nos lamentamos ahora de tanto recorte previo que ha provocado el exilio voluntario de 28.000 médicos españoles al extranjero en los últimos cinco años. Y, sin embargo, nuestro gobierno no ha movido un dedo para ampliar este año las plazas del MIR, por ejemplo. Hasta pareciera distraído en otras causas, convenientes, pero totalmente inoportunas en estos momentos. No ha estado a la altura de un reto tan impresionante. Y la oposición, mientras tanto, contando los muertos.
Hoy, sin embargo, quiero referirme también a nosotros, los ciudadanos. A eso que llaman responsabilidad individual.
Leo en Facebook la experiencia alucinante de una pareja de catalanes
a su regreso a España después de dos meses en Alemania y Francia por motivos
laborales. Se llevan las manos a la cabeza al comprobar
con gran desasosiego que dentro de las casas respectivas de sus suegros y de sus
padres nadie usa la mascarilla; que la gente se apresta enseguida a darles
besos y abrazos; que un sobrino, sabiéndose contacto cercano de un positivo
Covid, no guarda cuarentena ni se hace la PCR; “Si el muchacho está bien,
para qué se va a hacer nada” -decía la abuela… Y concluyen con toda razón, creo
yo, que la sociedad española no se ha creído de verdad esto. Y yo añado, además, que nos puede mucho más el hedonismo que la prudencia y el
sentido común.
Veamos a modo de ejemplo
sencillo qué ha sucedido en nuestros pueblos durante el verano.
“Por orden del señor Alcalde, se hace saber”… Se han suspendido ferias y festejos. Los ayuntamientos han elaborado programas de actividades culturales y de ocio para compensar un poco, y que la gente pueda desahogarse. Lo han hecho vigilando las medidas de seguridad. Con miedo, me consta, pero ha salido bien. En mi pueblo, lo nunca visto: un cine de verano. Y la piscina municipal, abierta. Todo bien. Magnífica gestión de la Corporación Municipal, podríamos decir. Teníamos miedo de los bares y las aglomeraciones en la barra del “Viruta”, con la gente vociferando. Hemos salido indemnes. Por pura suerte, por chiripa o porque se han guardado medidas de seguridad.
Sin embargo, nuestros pueblos, en agosto, casi duplican su población por paisanos que viven fuera y regresan de vacaciones. Es un fenómeno generalizado, al menos en Andalucía. Estupendo, por supuesto que bienvenido todo el mundo a su pueblo, ¡faltaría más! ¿Qué ha pasado? Que esta circunstancia ha propiciado muchas reuniones familiares y entre grupos de amigos, que se han visto exentas de cualquier obligación en materia de seguridad; que no se han respetado las distancias, ni las mascarillas; que, al principio, todo el mundo muy comedido, pero que conforme aumenta la tasa de alcoholemia mengua la del cuidado; que no se ha respetado el aforo máximo ni la hora del cierre. Porque todos hemos creído que de puertas adentro estábamos a salvo. O hemos querido creerlo. Y ahí, justo en este tipo de actividades “no vigiladas”, es donde mayoritariamente se han producido los contagios.
Ha sido una constante en nuestros pueblos: de Puente Genil a Lucena, y de Loja a Benamejí, como en el verso lorquiano. En Encinas Reales, Rute, Montalbán, Priego, Cabra…Y Palenciana, claro está. Responsabilidad individual. Quien quiera ver en este pensamiento un rechazo en la acogida a los palencianeros que vienen de fuera se equivoca de cabo a rabo. Yo mismo soy entonces un advenedizo. Ni mucho menos. Mi crítica va hacia el hecho admitido por todo el mundo de que nos hemos relajado. Todos.
Y esto que digo bien pudiera ser extrapolable al resto de España. Trabajos en condiciones de hacinamiento, bares de copas y ocio nocturno, y fiestas privadas de familiares y amigos han sido los vectores de una propagación viral de record. Incluidas bodas y primeras comuniones, eventos con los que he sido muy crítico.
Y acaso no
haya sido el error más nimio del gobierno el confiar en la responsabilidad individual y
colectiva de una ciudadanía demasiado egoísta, demasiado hedonista. No estamos
preparados. Al igual que nuestros políticos, nosotros tampoco hemos cumplido nuestra parte. No somos los españoles, en general, gente de fiar. Mientras nos vigilan, sí; mientras nos encierran, también. No somos ciudadanos comunitarios. Existen países que, acaso por mor de catástrofes naturales o inducidas por el hombre de forma repetitiva, han desarrollado un sentido extraordinario de la colectividad. El bien de la Comunidad está por encima del bien individual. Todos ayudan a todos. Y presumen de lemas publicitarios tales como "si no tienes síntomas no salgas a por ellos; y si los tienes, no salgas a repartirlos". No es nuestro caso, por desgracia. La sociedad española es individualista en exceso. Y así, nosotros, ilusos, por llevar algunas décadas de
prosperidad creciente y sin sustos, hemos asumido de manera inconsciente que
las desgracias, las hambrunas y la muerte ocurren en otros lugares tan remotos
que ni acertamos a localizarlos en el mapa. Nos hemos creído inmunes a todo.
Y cuando nos hemos dado cuenta de lo que se nos ha venido encima reaccionamos
sin experiencia y sin conocimiento: unos niegan la realidad; otros culpan a la
tecnología; algunos conspiranóicos lo achacan
todo a estrategias comerciales entre americanos y chinos; y los demás, los
españolitos de a pie, seguimos charlando a voces, despreciamos las mascarillas en los ambientes privados, nos peleamos en las redes y le echamos la mierda al
“Coletas”.
Seamos cívicos, por favor.
Esta mañana dando mi paseo diario por la playa fui contando durante un rato los que llevaban mascarilla y los que no, este verano durante unos días hice lo mismo y salió más o menos 50-50, culpe en aquella ocasión a los forasteros (Madrileños, Vascos, Catalanes etc). Cual ha sido mi sorpresa hoy en el recuento 50-50 igual que este verano, que quiere decir esto que somos los del pueblo los de siempre, los que votamos en este pueblo mayoritariamente a la izquierda y no a la derecha. Conclusión los Españoles somos unos irresponsables seamos del bando que seamos.
ResponderEliminarToda la razón Sr. Fili.
Pero, fíjate, Rafael, que yo disculpo incluso a los que no llevan mascarilla si se encuentran solos al aire libre. Lo que no tiene perdón es despreciar la mascarilla en ambientes cerrados. Un abrazo.
EliminarAmigo José Maria, veo que te has despachado a gusto. Por supuesto estamos ante una situación compleja fruto de múltiples causas como las que tu señalas por no hacer honor a tu apellido materno, CIVICO.
ResponderEliminarQuizás una buena norma para el ciudadano de a pie sea la de preguntarse: Qué puedo hacer yo? Y actuar en consecuencia. Un abrazo
El caso, Antonio, es que la gente sí sabe lo que debe de hacer. Pero llegado el caso, asiste a bodas, a comuniones, a eventos familiares y sociales porque le puede más el compromiso social lúdico que la responsabilidad como ciudadano.
EliminarUn pueblo dirigido por líderes más que enfrentados en debates que se resuelven en ataques personales en lugar de análisis de problemas y propuestas para resolverlos y un pueblo visceral que piensa poco y se comporta como hooligans de fútbol que vota a la contra perdonando a sus partidos todo con tal de que no gobierne el otro... Dolor de esta España confundida guiada por ciegos... que defienden sus intereses y no el bien común. Campeones de las estadísticas negativas en Europa.
ResponderEliminarAsí es, por desgracia nuestra. Un abrazo, Pepe.
EliminarEn España entera, hemos recorrido todo el arco de opciones imaginables. Si el Gobierno Nacional tutela crisis, desde las Autonomías le reclaman los derechos de gestión.
ResponderEliminarY si la gestión se entrega a la Autonomías, entonces vemos los fallos organizativos y la falta coordinación.
Está claro que lo más importante no es el virus, sino el protagonismo, el teatro, la apariencia, y la medalla.
Y la gente con todo el dolor de corazón, somos los borregos que seguimos a quién grita más en los debates, aunque no sepamos lo que dice.
España somos toda la gente que pagamos impuestos, los vivos y los que se mueren infectados. Mañana está a la vuelta de la esquina, entonces veremos a quién culpamos, porque se trata de eso: Culpar a alguien, siempre hay un pelotón de los torpes, los que callan, aguantan y pagan el pato.
Un abrazo amigo José María, como siempre lúcido exponiendo la realidad que nos rodea.
Juan Martín
Gracias, Juan Martín. Por eso me siento más a gusto escribiendo cosas graciosas, porque la situación es para llorar. Un abrazo.
EliminarNo puedo estar más de acuerdo con tu exposición, querido José María!
ResponderEliminarAntonio, mañana os escribiré otro tipo de relato. De los que nos distiende el ánimo. Bastante encogidos estamos ya.
EliminarMuy muy acertado, yo no he ido a los bares hasta volver aquí a Sevilla, es sorprendente lo cuidadoso que somos con las normas hasta llegar a la terraza de uno de ellos o la barra más peligro, nos libera!!! Parece como si fueran lugares freecovid.
ResponderEliminarEn fin,muy bien por tu aportación al análisis del comportamiento colectivo de este paisanaje.
Gracias. Pero dinos quién eres; o al menos, danos una pista.
EliminarLa España de charanga y pandereta por un lado y el concepto que tenemos los españoles que los gobernantes, todos los gobernantes, son de poco fiar y, en consecuencia, nadie mejor que nosotros mismos para cuidar de nuestras vidas, juntas ambas cosas surge el pandemoniun.
ResponderEliminarPor otra parte todo lo que dices muy cierto Fili.
Gracias, Paco. Cuidaros los norteños.
EliminarQué desastre!!!
ResponderEliminarYa estoy otra vez atravesado!
Todo lo que he leído me parece muy bien, sólo que... en este país, el nuestro, somos muchos, cuarenta y tantos millones. Sé que la mayoría sois de letras, pero una base de matemáticas tenéis. El problema es muy sencillo, averiguar, sabiendo el número de habitantes y el número de infectados, el tanto por ciento de personas CÍVICAS que hay en este país.
Ahora, sabiendo éste numerito. .. seguís pensando que los españoles somos poco CÍVICOS???
Gracias, Jesús, por esa dosis de optimismo que pretendes aportar. El problema en estos casos de epidemia es que con solo dos manzanas podridas se estropea todo el cesto. Cívicos habemos muchos. jajaja. El problema son los incívicos. O simplemente, no hemos asumido emocionalmente el problema del Covid. Un abrazo.
EliminarLos contagios están ahí, las políticas y los políticos también.
ResponderEliminarEl covid-19 parece ser que procede del laboratorio chino de Buham, según una investigadora prófuga de dicho laboratorio, que, con toda clase de detalles, relata la procedencia animal (virus del murciélago local) y la elaboración a partir del virus base, de un virus mortífero y más eficaz que los elaborados anteriormente. Por eso el virus es tan contagioso y le importa un bledo que sea invierno o verano.
Los primeros responsables del desastre mienten y se ocultan. ¿Qué otras maravillas nos tienen preparadas?
Tras los perros de la jauría están los cazadores.
En cuanto a mascarillas somos el único país que obliga a usarlas en espacios abiertos. Vargas Llosa comentó en una entrevista con Fco. Rivera, hace unos días, que pasó 3 días en Alemania. Extrañado de que muy poca gente llevara mascarilla por la calle, preguntó por qué y le dijeron que el equipo sanitario del gobierno así lo aconsejaba.
Por otro lado, comparadas las ciudades de Madrid y New York, la goleada de buenos resultados de New York la han resumido así: mientras en Madrid se cerraban parques y jardines públicos (espacios al aire libre), y se abrían los locales de ocio, en New York se hizo exactamente lo contrario.
Insisto, a riesgo de que un día me queméis vivo: al aire libre el virus apenas es peligroso, otra cosa son las radiaciones electromagnéticas 5G, que también son invisibles y además tabú.
Sí, estoy contigo, Pedro, en que en España hemos invertido las cosas. Algunas cosas. La mascarilla es muchísimo más útil en espacios cerrados que en los abiertos. No tiene sentido llevarla puesta en una calle casi solitaria o en el campo. Sin embargo, sí lo tiene en la casa o en los espacios cerrados. Y también estoy contigo en que aquí hemos priorizado el ocio y la hostelería sobre todo lo demás en un intento comprensible, aunque fracasado, de salvar la economía. Un abrazo.
EliminarLo último que he oido en un video, es que la virulencia del virus (bonita redundancia) es máxima cuando en espacios cerrados conviven muchas personas durante más de tres horas con individuos infectados, y mínima en espacios abiertos donde se guardan las distancias.
ResponderEliminarMi recomendación es usar las mascarillas en comercios y lugares cerrados de uso público por higiene, ventilar bien nuestra vivienda y disfrutar de los paseos por lugares con árboles y lo más naturales posibles.
La salud también depende de respirar aire puro a pleno pulmón, comer sano y descansar bien, hacer algunas actividades físicas y mentales y mantener buenas relaciones con todo el mundo. Si además se cultiva el espíritu con actividades filantrópicas, artísticas, yoga, taichi, meditación, etc. pues super guay.
Un abrazo y gracias por tus artículos y tus diálogos con todos nosotros, que considero una excelente dedicación mental y espiritual.
Si señor José M es un tema complejo y complicado hincarle el diente. De acuerdo que los políticos no han estado a la altura o han sido cicateros y simplistas en las medidas y que decir de la coordinación de instituciones por momentos esto parecía el ejército de Pancho Villa.
ResponderEliminarPor demás creo que durante bastantes años se ha abandonado lo público y cuando digo esto no solo me refiero a sanidad y educación, sino además por la apuesta por valores realmente ciudadanos y democráticos, llevamos una amplia temporada instalados en valores superficiales e individualistas promovidos desde el neoliberalismo ideológico y filosófico que está y haciendo y seguirá haciendo mucho daño. Y efectivamente en el campo de las aportaciones más personales y más de a pie se hace necesario un poquito de por favor que decía el paisano
Ciertamente. Parece una conjunción de todos los elementos perversos que se aúnan contra nosotros. Y encima, nuestro genuino y ancestral veneno cainita que no cesa. Un abrazo.
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