viernes, 9 de octubre de 2020

Pecado venial

 

La verdad, a la cámara de mi abuela no le veo comodidad alguna para una chica de ciudad. Tiene dos cuartos. Uno, pequeño, a la izquierda en todo lo alto de las escaleras, donde mi chacho José almacena trigo, cebada o garbanzos. Ahora, en agosto, ya le cuelgan del techo un porte de melones verrugosos suspendidos en sogas de esparto. Alguno aguantará hasta la navidad, ya veréis. En lo que queda de espacio, mi madre y mi abuela han colocado un camastro para dormir conmigo la siesta. Para que no me escape. Una alacena de puertas de celosía custodia mis tebeos de las manos incendiarias de mi padre. Un Torquemada. La otra habitación, bastante más amplia, a la derecha, es el dormitorio conjunto de mis padres y de mis hermanos, que yo duermo abajo, con mi abuela. Unas sábanas colgadas del techo, a modo de cortinas, pretenden aislar las camas y proporcionar algo de intimidad. Los techos son de vigas y cañizo, y los suelos, de yeso con tinte colorado. Por lavabo, un lavamanos con su palangana y su espejo salpicado de puntos negros, y por aseo, una escupidera debajo de cada cama. Pero mi prima, la de Córdoba, se ha empeñado en dormir estos días de feria con mi hermana. Siempre lo hace con la Luisita, su otra prima y amiga, pero esta vez se ha encaprichado. En fin...

-¡No está güena, ni ná, tu prima!... -me atosiga mi amigo Agundo con sus ojillos casi cerrados de tan libidinosos. Aun a sabiendas de que soy un monaguillo inocente.

-¿Y qué quieres que yo le haga? -le respondo en plan de disculpa.

-Ná, ¿qué le vas a hacer? Pero que está mu güena, vaya.

De tanta tabarra que me da, es que hasta sueño con mi prima, oye.

Y una de esas tardes, sobre las cuatro de la siesta y con todo el sigilo que acostumbro para escaparme, me distraen los cuchicheos y risitas de mi hermana y mi prima. La semioscuridad del cuarto por los postigos cerrados me protege. En vez de seguir bajando las escaleras, me quedo acurrucado en el rellano que separa ambos cuartos, como imantado al suelo. La curiosidad morbosa de ese momento puede mucho más que la vergüenza de poder ser descubierto. Ellas, ajenas a todo y en enaguas, se vuelven de un lado a otro, se ríen de manera ahogada y se despatarran sin pudor. Maldigo la penumbra que juguetea con mis ansias por ver más. Y también me entran las dudas: tendré que confesarme. ¿Qué va a pensar don Juan?; ¿y si se entera mi padre?... Pero aguanto: me pueden las ganas de verle "algo” a mi prima, tan güena. Y ahora se me viene al pensamiento que parece como si fuera invisible, mi sueño de chavea para poder entrar al cine de balde o en el cuarto de la Mari Segura para verla en bragas. No es la Mari Segura, sino mi prima, lo mismo da. Le veo la espalda casi entera, y al rodearse… ¡No lleva sostén! “¡Macho, macho, cuando se lo cuente a Agundo!”... ¡Es demasiado! Noto palpitaciones en el pecho y una desazón en la boca del estómago. ¡Los nervios!... 

En el culmen de mi excitación, escucho en la calle tres martillazos de mi amigo Cristóbal en la esquina de su casa, nuestra contraseña para el río. Y va, y me despierto... Me cago ya en san Pitopato... La primera vez que hubiese deseado seguir soñando antes que irme al río.

Esta vez me he quedado con todos, eh!

 

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11 comentarios:

  1. Había subido a hacer un poco de ejercicio, la verdad que no muy apropiado para esta provecta edad, pero uno....
    Suena el telefonillo. Miro y eres tú.
    Lo dicho el Henry Millet de Palenciana.
    Me gusta. Un paso más a la total creatividad. Al mundo de la narrativa le estás secuestrando un buen escritor. Ánimo

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  2. Jajaja. Estoy cogiendo carrerilla. Pero es que me apretáis tanto que no doy abasto con estos relatos. Mis nietos también me necesitan.

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  3. Lo único que faltaba, que a tu portentosa memoria se añadiese la fabulacion, nos has puesto a todos cardiacos perdidos.

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  4. Baja un poco el listo que me va a dar taquicardia, recordando episodios similares. Yo también" tengo hermana. Si te pusieras, "Las 50 sombras de Grey" parecerían diarios de monjas Oblatas.

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  5. ¡¡¡Ayyyyy...! Esas licencias de autor, como te suben la libido.

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  6. Esta vez, lo reconozco, os he pillado, sí. Un abrazo a todos.

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  7. Qué bueno. Creo que todos hemos pasado por momentos similares y no fabulados. Pero lo narras con tal soltura y acierto que es un deleite leerlo. Cuándo vas a publicar un nuevo libro?. Un abrazo

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    1. Fernando, es que soy muy perezoso. Me encuentro muy bien escribiendo en este formato de relato corto. Creo que es lo mío. Muchas gracias por el aliento. Besos.

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  8. Miedo me das si llegas a dominar los viajes astrales conscientes.
    Hasta un par de años después de estudiar Preu no vi una imagen pornográfica. En tu sueño, casi te me adelantas.

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    1. Pedro, en Preu ya dormíamos en dormitorios independientes. Recuerdo tener guardadas debajo del colchón revistas de cambio 16, y quizás de Interviu, con chicas en ropa interior. Desnudos, no.

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