martes, 24 de marzo de 2020

Día 10. Me siento útil.

Hoy me siento reconfortado. Aún no hay motivos estadísticos para la alegría, es verdad. Pero considero que desde que estamos confinados en casa estoy siendo de utilidad para algunas personas. Sería mi deseo que este diario escrito a salto de mata en función de las novedades del momento sirviera de antídoto ante tanta sobreinformación catastrofista o, al menos, en palabras de mi amigo Pepín, de lorazepam literario que calme un poco la ansiedad ambiental. Pero ni siquiera me refiero a eso. Mi satisfacción es consecuencia de la ayuda que presto a muchos amigos y familiares que me consultan a mí por confianza o por la saturación que encuentran en los teléfonos sanitarios de información. Y resuelvo, ya lo creo que resuelvo.

Por ello, creo que una de las labores que podríamos realizar los médicos jubilados afectados de ciertos "achaques" o de cagalera fácil podría consistir en esto: asistencia telefónica desde casa para liberar en parte la saturación de las líneas "oficiales". Y así mismo, en estos o parecidos términos, me he dirigido por e-mail al Distrito Sanitario y al Colegio de Médicos de Sevilla que está recogiendo el alistamiento de voluntarios jubilados.

Porque ciertamente es muy preocupante la cifra de sanitarios ya contagiados: el 12% del total. Mucha tela. Sanitarios y ancianos son ahora mismo las dianas que más hemos de proteger. Si se derrumba el sistema público, apaga y vámonos. La moral de la tropa sanitaria todavía permanece alta, esta gente sí que es de otra casta. Mi admiración para mi hermano Frasco, mi sobrina Inma, mis amigos del Valme, algunos tan "viejos" como yo y aguantando mecha,  y para todos los sanitarios, arriesgando su salud, incluso sus vidas, y la de sus familiares.

No, no voy a culpar ahora al gobierno, que parece ser la moda. Sí creo -porque lo he vivido en tiempos de normalidad- que en todos los hospitales y centros de salud de España faltan recursos asistenciales. Y esto es una asignatura pendiente desde siempre y con cualquier gobierno, cuánto más ahora. Sí creo que no estábamos preparados -ningún país lo ha estado- para afrontar una crisis como la presente, que todo se está improvisando porque nos ha pillado desprevenidos. Y es imposible acertar de lleno porque el virus camina dos semanas por delante de nosotros. La gestión política de esta crisis le viene grande a cualquier gobierno. Recuerdo la crisis de la gripe A, una minucia comparada con ésta, cuando tanto y tan duro se le criticó al gobierno de entonces por un supuesto exceso en el gasto de medicamentos y de medidas preventivas, a toro pasado, porque la realidad, afortunadamente, fue mucho más halagüeña que las expectativas. Ahora es al contrario: criticamos la escasez de recursos o la tardanza con que llegan. Y es verdad que en esta ocasión hemos tenido el anticipo de lo ocurrido en China para poder haber reaccionado un poco antes. Sí, de acuerdo: se han cometido errores. ¿Y cuándo y dónde no?

Buena parte del tiempo en mi plácida vida de jubilado la ha ocupado hasta ahora el cuidado de mis nietos. Alejado de ellos por imperativo legal, necesito sentirme útil en estas circunstancias tan especiales, ciertamente dramáticas, que no catastróficas. Mi corazón, tan sensible al estrés, y mi pusilanimidad no son herramientas adecuadas para salir al frente de combate, pero mi experiencia y mi capacidad de comunicación pueden ser de mucha utilidad para asistir en la distancia, el teletrabajo de tanta actualidad. De manera que mientras espero alguna respuesta de las autoridades sanitarias sobre lo que podamos hacer desde casa los médicos jubilados  "de riesgo" os animo a todos mis lectores a que me hagáis sentir ocupado y útil. Llamadme, preguntadme, hacedme un hombre de provecho.  Bueno, en eso quedamos.

¡Enga ya, vámonos pal balcón!

7 comentarios:

  1. Gracias, José María, por tu ofrecimiento. Tiene que llegar un virus para darnos cuenta del personal que tenemos en España. Gente de raza que da lo mejor de sí misma por los demás. Qué Dios os bendiga a todos. Un abrazo.

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  2. Poco que decir en volumen, pero mucho en densidad: Gracias.
    Y no sólo por tu asistencia médica sino por tus escritos diarios que muchos leemos con gusto y que siempre nos animan.
    Salud querido (y querida).

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  3. Un gran médico y una gran persona. Un abrazo

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  4. Gracias chicos, y muchas gracias Mati. En ocasiones me asalta la duda sobre si no os estaré saturando con tanto diario. Pero vuestras manifestaciones de fe me animan a seguir. Besos.

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  5. He contactado con Manolo Jurado para interesarme por el grupo de Madrid. Realmente, estamos preocupados por vosotros. Manolo me asegura que todos estáis bien por la capital del reino, y que, particularmente Antonio Estepa no ha perdido nada de peso, ni de apetito, pese a todo. Eso está bien. "El que come bien está para todo", decía mi padre. Abrazos.

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  6. Gracias José María por tu interés por los que vivimos en Madrid.
    Sobre todo, quiero felicitarte por esa iniciativa que has tenido para ayudar a la gente. Seguro que habrá muchos que se beneficiarán de tus sabios consejos.
    Un abrazo fuerte para ti.

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