Día 27. Padre, perdónalos...

"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"

Esta fue la primera de las "Siete Palabras" de Cristo en la cruz. En el coro de la Iglesia de mi pueblo las cantamos, más o menos a estas horas, cada Viernes Santo un grupo de aficionados dirigidos al piano por José Antonio Hurtado y bajo la batuta maestra de nuestro amigo Gregorio Ramírez. Y empieza así: "La primera (palabra) fue rogar por sus propios enemigos".

¡Qué buena falta nos hace hoy esta palabra del Señor! Perdonar al adversario, y no sólo eso, rogar por él también. Nos la podemos aplicar todos, es una sentencia de universal validez. Todos deberíamos usar el perdón con elegancia y gallardía. Creo que es en la película "Malditos Bastardos" donde un teniente alemán intenta disuadir a su coronel loco de remate para que no siga disparando a judíos por el patio sin ton ni son. Y le dice que el poder no está en matar, eso lo hace cualquiera que tenga una pistola; el verdadero poder está en perdonar. Eso es lo que nos acerca al poder de Dios: el perdón. No voy a exagerar con lo inalcanzable del Primer Mandamiento, lo de amar al prójimo como a uno mismo. No. Eso ya es para los santos. Vamos a conformarnos hoy con saber y querer perdonar. Yo, el primero. Y os aseguro que lo intento y procuro ejercerlo. Pero ya puestos, mucho más la gente creyente. Y apunto más aún, la gente de derecha, lógicamente católica y apostólica. 

No. Una cosa es predicar y otra distinta, dar trigo. Yo estoy dispuesto a admitir, aunque sea a regañadientes, la primera y malvada premisa de la derecha española: el gobierno ha actuado en esta crisis tarde y mal. Premisa cargada  de mala uva. Vale. Puedo aceptarla. Sin ambages ni peros. ¿Y qué?, me pregunto. ¿Qué hacemos ahora? ¿Machacar de manera estudiada y sistemática, erre que erre, siempre con lo mismo? ¿Arrojarnos los muertos a la cara? ¿Acaso alegrarnos de que la cosa empeore aún más para rellenar el cargador de los reproches? ¿Destituir al gobierno en bloque, y poner al frente a PP y Vox?

Por favor... Dejad de una vez de torpedear la acción del gobierno. Desde vuestro criterio, el ejecutivo lo está haciendo fatal, se ha equivocado y se sigue equivocando... ¿Y qué conseguimos con esta crítica tan destructiva? ¿Qué gana la ciudadanía española con todo esto? ¿Más división? ¿Acaso es éste vuestro propósito? No lo entiendo. Desde ninguna óptica razonable lo puedo entender. Hablo ahora por mi: nunca critiqué al gobierno de Mariano por la gestión del Ébola ni por la de la gripe A por entender que todos nos podemos equivocar, que los médicos nos equivocamos cada día en nuestro ejercicio, que hemos partido siempre desde situaciones muy precarias de recursos, y que las grandes epidemias nos cogen con el culo al aire, y que el éxito o el fracaso en la gestión de las mismas puede depender de factores imposibles de prever. Pero es que se debería de haber prohibido la manifestación del 8M. Vale, yo también lo creo, todos podemos asumir que eso fue un error, como tantos partidos de fútbol, teatros, celebraciones que se llevaron a cabo en esos fatídicos días. ¡Coño!, yo mismo asistí a una boda el día 14 de marzo... Nos hemos equivocado. El gobierno y cada uno de nosotros. Bien. ¿Y ahora? ¿Qué será mejor, fustigarnos con ataques, reproches y bulos, o empezar a trabajar juntos?... No se deberían propagar discordias cuando el personal está ansioso de certezas o, al menos, de esperanzas.

Usted no tiene legitimación moral para pedir unidad y lealtad al PP después de los ataques que le propinó al gobierno de Rajoy con motivo de la crisis del Ébola -algo parecido a esto le espetó ayer el señor Casado al señor Sánchez en el parlamento. Y a mi se me ocurre que sí, que es una reflexión lógica dentro de lo que es la zafiedad de espíritu en el hemiciclo. Pero aun mantengo la esperanza utópica de que el propio señor Casado hubiese llegado más allá en su alegato diciendo: pese a ello, señor Sánchez, le voy a demostrar que soy mejor persona y mejor político que usted. Usted nos humilló en su día, y nosotros, hoy, le perdonamos y le apoyamos. Demasiado para el body. Pero es que el señor Sánchez ni siquiera ha pedido perdón, me diréis. Y yo os contesto que el perdón no se pide, se otorga graciosamente. Los romanos no pidieron perdón a Cristo.

Padre, perdónalos porque éstos sí saben lo que hacen.

¡Enga ya de sermones, vámonos pal balcón!